Con justa precisión llega el 23 de marzo, justo es miércoles, en este 2016. Nomás falta que sucedan los hechos, de aquel fatídico homicidio perpetrado a las 5:11 pm del hoy similar 23 de marzo, pero de 1994. Ya sucedieron. Arribó otro 23 y pocos recordamos al hombre que quiso ser Presidente de México, al extinto Licenciado Luis Donaldo.
Han pasado 22 años y el país sigue igual, podría decir yo y, me atrevo a decirlo, peor. Han pasado casi 4 presidentes en Los Pinos y el México que veía Luis Donaldo se sigue viendo. No hay atrevimiento a gobernar la nación, como manda la Constitución y ponerla en práctica y sobre todo respetarla.
Nos siguen engañando todas las instituciones políticas y de partido. El Señor Luis Donaldo estaba al tanto y enterado de las ofensas y agravios que existían cuando él tenía vida y se atrevía a hablar, mas su vida se acabó y los males siguen sin atenderse de Tapachula a Tijuana.
Como dice el libro editado por ZETA sobre este caso, “el tiempo pasa” y sí que ha pasado y va que vuela. El mejor honor que podemos (los que quieran) hacerle al Señor Luis Donaldo es vivir, exigir y no dar la espalda, ser incorruptibles, vivir como la Ley manda, imitar lo positivo, sobresalir y exigir que cumplan la ley, sin esto y más no habrá soluciones a las peticiones y carencias que observó el hombre que quizá sí haya ganado la Presidencia. Pero a veces el destino ya está escrito y las cosas suceden.
El valiente vive hasta vive hasta que el cobarde quiere. Recordar a Luis Donaldo quizá agrade a la familia de él y les siga otorgando resignación y les dé gusto que todavía haya alguien que recuerde a su familiar sacrificado en Tijuana, por luchar por un México en sueño e ideales. Quizá algún día llegue ese México que aún no está, enseñarlos a vivir correctamente a nuestros hijos, sin miedo, sin vaivenes de la vida, pero en línea y en lo correcto y tener plenamente las facultades a hacer todo honestamente.
En paz descanse una vez más el hombre que cimbró al país con su discurso aquel año y quizá de allí vino su muerte. Muchos lo querían por su sencillez y poner en práctica la justicia que tanto se aleja, y buscaba algo mejor y se quedó en el intento. Recordar aquel 23 de marzo es hacer un paréntesis de lo que pasó tal fecha y saber que hay mexicanos que quieren hacer las cosas correctamente y aplicar la justicia sin distorsiones ni demagogias.
El candidato asesinado, sin manipulación y no cortado y hecho como desde el del Gustavo Díaz Ordaz hasta el Gobierno actual. Hacer las cosas es querer a México, ser patriota y vivir y amar a México como quiso Luis Donaldo amarlo y ver por su pueblo.
Leopoldo Durán Ramírez
Tijuana, B. C.