Las tuberías en Mexicali reúnen una rara mezcla de componentes entre asbesto, cemento, acero y plástico, en tramos se mezclan los materiales, algunas líneas tienen más de 60 años de instaladas y obviamente sus capacidades fueron rebasadas por la demanda y el crecimiento urbano. La CESPM tiene proyectos para la reposición de la tubería más dañada, pero no cuenta con el recurso financiero para llevarlos a cabo
Pasaba apenas el mediodía del domingo 28 de febrero, cuando dejó de funcionar el servicio de agua potable en Mexicali, aproximadamente el 50 por ciento de la zona urbana se quedó sin agua.
Primero bajó notablemente la presión, luego el líquido desapareció por completo. Sanitarios, regaderas, lavabos quedaron secos durante cerca de 11 horas, provocando el desconcierto y la incertidumbre de miles de cachanillas.
La última vez que sucedió algo similar fue después del terremoto de 7.2 grados que sacudió Mexicali el domingo 4 de abril del 2010. Y en el mega-apagón registrado el 8 de septiembre del 2011.
Pero esta vez la falla no vino por la fuerza de la naturaleza, sino por el colapso de un tubo de 10 pulgadas instalado muy cerca de la planta principal, la Número 1 –son tres en total en Mexicali– en el populoso crucero de Río Culiacán e Independencia. Cuando los trabajadores trataron de instalar una “grapa” –un puente de plástico entre las dos orillas del conducto colapsado– no pudieron debido a que el tubo se fracturaba.
Por eso los trabajos duraron tanto tiempo, al no poder instalar la “grapa” tuvieron que abrir metros adelante y colocar una válvula, luego cambiaron el tubo roto.
Pero el incidente que dejó sin agua a más de la mitad de los mexicalenses mostró la realidad: Una buena parte de la tubería de Mexicali está obsoleta, viejo y caducada.
Las autoridades saben que cerca de un tercio del total de la red hidráulica tiene que reponerse, los cálculos oficiales indican que se requieren 5 mil millones de pesos para reponer la tubería sanitaria, la de drenaje y la pluvial, pero no hay dinero.
Domingo de emergencia
La historia del domingo de sequía en Mexicali inició temprano, cerca de las 6 de la mañana del domingo 28, en el número de emergencia de la CESPM recibieron una llamada alertando de una enorme fuga en la zona cercana a la esquina de Calzada Independencia. “Se pensó que era una fuga en una línea grande”, explica el titular del área de Control Técnico de la paraestatal, José de Jesús Ayala Quezada.
La particularidad del derrame es que fue en una tubería de 10 pulgadas de asbesto cemento y que tiene una antigüedad de al menos 25 años y ubicada en una zona muy próxima a las interconexiones. Ahí hay cerca una línea de 45 pulgadas de diámetro y otra de 36, esta ultima de un material de cemento con “alma” de acero, conocido como lock joint, pero con cerca de 50, 60 años de antigüedad, detalló el director general de la CESPM en Mexicali, Francisco Javier Paredes Rodríguez.
En la comisión calculan que por la línea de 10 pulgadas colapsada circulan alrededor de 150 litros de agua por segundo. “Un vendedor de periódicos que estaba en la zona cuando reventó la fuga nos dijo que escuchó un tronido”, refiere el ingeniero Ayala.
Por el ruido, el personal analizó que la zona del colapso está muy cerca del área de “disparos” donde golpea de súbito la presión del líquido enviado desde la planta de bombeo, esta situación se sumó al horario donde hay poco flujo de agua y terminó de hacer crisis por lo deteriorado de la tubería. “En cuanto se empezó a mover empezó a salir agua de la válvula, mejor la detuvimos”, comenta el ingeniero Ayala.
Fueron entonces a tratar de reparar el tubo colapsado, intentaron colocar unas abrazaderas plásticas, pero tampoco se pudo porque las dos orillas estaban en mal estado, además el daño en la tubería era en el acople, con las dos puntas desalineadas.
Fue entonces –ya cerca de las 3 de la tarde– que decidieron cortar el suministro de agua en toda la zona que abarcó 180 mil tomas de agua en toda la zona oriente de Mexicali.
La estrategia fue colocar una válvula cerca de la tubería colapsada, cerrar el flujo y reponer parte del tubo. Para eso pasaron más de diez horas en normalizarse el suministro y se calcula que se derramaron cerca de 2 mil metros cúbicos de agua.
Colapsos anunciados
En la CESPM tienen un mapa que muestra la situación en que se encuentra una buena parte de la tubería hidráulica en Mexicali, muestra con líneas rojas la parte de la tubería más vieja –zona Centro, toda la parte norte cruzando las colonias Nueva, Industrial Cuauhtémoc, Alamitos. Se trata de conductos hechos de fierro fundido con lock joint. De acuerdo a los datos aportados por los especialistas, en el subsuelo de Mexicali existen cerca de 3 mil kilómetros de la red tubería.
Pero se calcula que una tercera parte de esa red –cerca de mil kilómetros– está en muy mal estado, fueron hechos de un material mezclado entre asbesto y cemento y debería reponerse.
Los otros dos tercios de la red están hechos de material plástico –son más nuevos– y se calcula que aún hay cerca de 57 kilómetros de materiales de fierro y lock joint, que son los más añejos y que evidentemente ya terminó su vida útil. Reponerlos costaría cerca de 123 millones de pesos. Para reponer la parte de asbesto cemento –mil 157 kilómetros– calculan un costo de cerca de mil 200 millones de pesos.
Otra parte de la infraestructura hidráulica es la pluvial y ahí destaca –por el mal estado– el llamado dren 134, que consta de un cajón de concreto, atraviesa media ciudad y en una parte muy populosa –la colonia Cuauhtémoc– se produjo un enorme socavón durante las lluvias de julio en el 2012. La red total del pluvial suma 852 kilómetros de los cuales calculan que cerca de 224 son de concreto y reponer la parte más dañada calculan los empleados de la comisión costaría mil 080 millones de pesos.
En cuanto al alcantarillado sanitario, hechos de concreto, son cerca de 2 mil 654 kilómetros, de los cuales 52 kilómetros ya terminaron su vida útil. En el mapa han colocado estrellas en los sitios de colapso –ya reparados en los últimos años– que suman cerca de 50.
“Se calcula que para resolver el problema de los pluviales en Mexicali andaría en cerca de 3 mil millones de pesos, para reponer y para meter en las zonas donde no tenemos”, considera el Director General de la paraestatal del agua.
Así que en la suma, para resolver todo el problema de la red hidráulica –drenaje pluvial y sanitario y la red de agua potable obsoleta– se tendrían que destinar cerca de 5 mil millones de pesos.
Tarifas y morosos
“Es la danza de los millones”, sostiene el titular de la dependencia Francisco Javier Paredes, quien explica que para este año destinarán 40 millones para el dren 134 y en otras obras hay programas mezclados con Conagua, pero en cuanto a la red obsoleta de infraestructura hidráulica el funcionario acepta que no hay un plan presupuestado para reponerlo.
Paredes expone que las carteras vencidas se han incrementado a la par de que la tarifa doméstica –la penúltima más baja del país– no ha aumentado. Menciona que tienen un nivel de morosidad donde arrastran un adeudo de 316 millones de pesos que deben la mitad de los usuarios domésticos. Aparte en el sector comercial les deben otros 104 millones –la UABC adeuda 100 millones de pesos– y los gobiernos les deben 110 millones de pesos.
De acuerdo a los datos de los técnicos de la paraestatal, la tarifa real de producción es de un costo de 18.24 pesos, y en promedio la cobran en 12.78 pesos por metro cubico.
Culpan a mala administración
“El gobierno administra los servicios –y regularmente lo hace mal–, la nómina de gobierno tan abultada hace que el organismo operador del agua haya pasado de tener un importante flujo de efectivo a una situación como la que vive donde el mantenimiento es nulo y solo se atiende emergencias, en coyunturas de este tipo”, expuso el líder de Coparmex en Mexicali Francisco Fiorentini Cañedo.
“Sí, hay una red que es vieja y obsoleta y cuando se fracturan los tubos principales sucede lo que pasó hace dos domingos”, refiere Fiorentini y recordó que el gobierno está cobrando en la tarifa una parte de mantenimiento, sin que éste exista.
“Si hay que subir la tarifa, que se suba”, dice el líder empresarial, y al comentarle que el precio de la tarifa entra al terreno político dado que es el Congreso quien la apruebe, responde:
“Sí, por eso es que políticamente estamos haciendo tonterías y el futuro nos va a alcanzar”, expone Fiorentini, quien cuestiona cómo es que algunas instituciones –como la UABC por ejemplo– tienen años sin pagar el servicio de agua, igual el gobierno municipal.
“Estamos tratando de estirar la liga, donde la liga tampoco la pagamos todos. Si pagamos agua barata y los grandes consumidores no la pagan, entonces tenemos una cultura del desperdicio pero también una falta de flujo para poder dar un mejor sistema”.
Para el líder empresarial, esta situación financiera de la paraestatal del agua tiene que ver con la forma de administrar el gobierno y sus nóminas, ejemplifica: “… en el Ayuntamiento de Mexicali, donde hay gente que limpia oficinas y gana 33 mil pesos mensuales, no me sorprendería que eso también sucediera en la CESPM”.
Politización de tarifa y tendencia populista
Fiorentini consideró que otro factor importante es que el precio no se rezague y ahí cuestionó las acciones legislativas, donde –desde su óptica– los diputados por irresponsabilidad optan por no aumentar la tarifa y con eso están condenando a la ciudad a dejar de ser competitiva. A todo esto le suma el que los precios deben de reflejar la posibilidad de estar haciendo mantenimientos preventivos de la red hidráulica.
De acuerdo a Modesto Ortega –el ex director general de la CESPM– las comisiones de agua no generan recursos suficientes para poder tener reservas para trabajos de reposición de tuberías en sistemas de bombeo. Refiere que el aumento de tarifas en los últimos años ha sido nulo.
”Se ha tenido una tendencia populista de no subir las tarifas de agua doméstica, pero si la comercial e industrial, son éstos los que sostienen las comisiones porque la tarifa doméstica está muy por debajo del costo”, considera el ex titular de la paraestatal del agua.
Opina que las comisiones de agua deberían tener un comportamiento tarifario parecido al de la Comisión Federal de Electricidad. “El organismo debería de tener la tarifa suficiente para pagar costos de operación y tener reserva para reposición de tuberías”, dice Ortega Montaño.
Menciona casos como el del dren 134, que está muy dañado y que en cualquier momento podría colapsarse, ha sido reparado en pedazos pero reparan un tramo de 100 metros –pone de ejemplo– y al terminar de hacerlo se cae la siguiente parte. Ortega Montaño menciona que ya se hizo un proyecto para bajar los costos de operación –calculan cerca de 200 plazas no prioritarias– para reducirlas, pero la Secretaría de Finanzas no quiso que se concretara, bajo el argumento de que esa misma política la tendrían que aplicar en otras comisiones. La otra parte serían las tarifas, las que obligadamente –desde esa óptica– tendrían que revisarse.
Elevar tarifas sería injusto
“Están en el peor momento de querer componer -la red hidráulica- subiendo la tarifa de agua. No estanos de acuerdo”, sostiene Sergio Tamai, quien encabeza el Frente Cívico de Mexicali, instancia que ha luchado contra las tarifas eléctricas y que ahora retoma el tema del agua.
Para Tamai, se trata de un problema generado por la negligencia y la corrupción, ya que el gobierno no invirtió en infraestructura cuando había dinero o se bajaban recursos federales y estatales, lo cual considera, ha pasado tanto en gobiernos priistas como panistas.
“La CESPM siempre fue la caja chica del gobierno, como era la CFE y la Lotería Nacional del Gobierno Federal. De ahí agarraron mucho dinero para robárselo, para invertir en campañas, pero no le invirtieron donde debía ser”, expone para complementar:
“Estamos de acuerdo que se haga un programa y que todos los sectores le entren, incluidos los empresarios y que haya transparencia en los contratos, que no se anden con cuchupos y mochadas”.
Según el líder social, la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Mexicali ha ido a la par de la Comisión Federal de Electricidad, y de entrada cuestiona el sistema de rangos de consumo, además de que otorgaron la concesión del servicio de toma de lectura a empresas privadas que no tienen personal suficiente para revisar más de 300 mil medidores, lo que implica se realicen lecturas “estimadas”.
“La gente se queja de que cada vez que hay una compostura entre el aire primero y hace que giren todos los medidores, les están contabilizando agua que no han consumido”, insiste Tamai, para argumentar desacuerdo ante un posible aumento de tarifas.
Por último, abordó el tema de la morosidad, que incluye a usuarios comerciales: “Que no quieran que paguen los platos rotos la gente humilde, la de las colonias populares. Los empresarios siguen robando agua, tienen tomas clandestinas de grandes empresas; deberían estar pagando y no pagan”.