Política Breve y de Emergencia
El pasado 6 de febrero el Consejo Estatal del Partido Acción Nacional en Baja California le aprobó al presidente estatal José Luis Ovando la posibilidad de formalizar alianzas electorales con otros partidos políticos; el trámite era necesario y requerido por los estatutos y reglamentos del instituto político, la solicitud aprobada era la manifestación tácita de la expectativa de alianzas de frente a las elecciones del 5 de junio. Ya se venció el plazo de registro de las alianzas y el PAN no concretó ninguna.
Si bien el presidente Ovando nunca fue categórico sobre los partidos políticos con los que se pretendía alianzar, las negociaciones no fueron ningún secreto, la estrategia era concretar el mismo bloque contendiente de la participación electoral del 2013, el PAN buscaba ir en la boleta con los partidos Nueva Alianza, Estatal de Baja California y De la Revolución Democrática. Sobre esto, lo menos que se dijo fue que habían mesas de diálogo en ese sentido.
Aunque en el propio seno del consejo estatal panista las voces discordantes sobre lograr alianzas fueron casi nulas, la realidad es que a muchos desagrada la participación en bloque, sobre todo porque reduce los espacios de posibles candidaturas para militantes y compromete (aunque solo sea en teoría), la declaratoria de principios y programas de gobierno al confrontar maneras de pensar en ocasiones hasta antagónicas.
El 3 de marzo, vencido el plazo legal para el registro, la dirigencia estatal nuevamente habló del tema, pero esta vez para establecer que la decisión del partido había sido no realizar ninguna alianza y que “el PAN está en alianza con la gente”, que como en el 2015 solo lograría buenos resultados electorales.
Pero vivimos tiempos sumamente comunicados, la información trasciende no solo porque los partidos son entidades de interés público, sino por la necesidad que los políticos tienen de capitalizar todos y cada uno de sus movimientos para eventualmente convertirlos en votos. Sobre las alianzas del PAN que no llegaron a ser lo que trascendió, fue que en todos los casos no hubo interés de los otros partidos en participar con Acción Nacional y es ahí donde el tema cobra relevancia.
El PEBC está logrando consolidar lo que puede ser una posición “fuerte” con el ex senador Héctor Osuna a la cabeza, prefirió su posibilidad a la de una alianza. Nueva Alianza es un partido político vertical, sus negociaciones las realizan sus dirigentes en la capital del país, la decisión era seguir aliados como en 2015, con el PRI. El PRD no obstante tener localmente la decisión conveniente de aliarse no se pudo zafar del acuerdo nacional de “solo participar con partidos de izquierda”, mejor irán solos que aliados.
Lo más curioso de las condiciones de los partidos aliados del PAN en 2013, es que el 6 de febrero eran exactamente las mismas, desde que el Consejo Estatal del PAN recibió la solicitud hasta el final del plazo, nada varió.
Vale entonces la pena hacer una reflexión con mayores elementos que los que la opinión pública registra, porque al no concretarse los acuerdos con los partidos políticos con los que el PAN ya era aliado, seriamente se dejó de hacer algo o se obtuvo la primera derrota del proceso. Eso no se ha explicado.
Que la historia lo registre.- En el PRD se discutía la alianza con el PAN de Baja California; el líder de Nueva Izquierda y anterior jefe nacional del partido bloqueó la posibilidad, porque no cumplen los acuerdos.
Botón rojo.- No todo se le puede acreditar a la cuota de género. No todo son los criterios del INE. Si no se cree en la democracia, no se cree y punto.
Salvador Morales Riubí, político tijuanense, ha sido funcionario municipal y estatal. Actualmente es empresario y consultor en temas de salud y relaciones públicas. Correo: smriubi@yahoo.com