En 1961, Harper Lee ganó el Premio Pulitzer por su novela “To kill a mockingbird”, considerada ahora un clásico de la literatura norteamericana. El libro traducido al español con el título “Matar a un ruiseñor”, se basa en anécdotas de la infancia de la autora que nació y creció en Monroeville, Alabama, donde falleció el viernes 19 de febrero de 2016.
Un retrato, inspirado en un suceso que ocurrió cerca de su pueblo en los años 30, recreado a través de la mirada de dos niños, es lo que convirtió a la narradora en un punto de referencia para analizar cómo los conceptos de racismo, sed de justicia y el poder del concepto de clase definen el tejido social del sur del país. Aunque en sí no ofreció otra obra, el año pasado llegó a las librerías “Go set a watchman”, que primero se consideró una secuela de “To kill a mockingbird” para después rectificar esta versión al tratarse de un ensayo previo a la historia que llevó a Lee a conquistar el corazón de los lectores en todo el mundo.
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“Quería que vieras lo que realmente es el coraje. El coraje no es un hombre con un arma, es saber que estás en desventaja desde antes de empezar, pero sigues adelante sin importar nada”, anotó la escritora que asistió a Truman Capote en su labor de investigación para “In cold blood” (“A sangre fría”), y que en 2007 fue distinguida con la Medalla Presidencial de la Libertad.
Capote y Lee fueron amigos desde niños y de hecho es bien sabido que el personaje de Dill en “To kill a mockingbird” está basado en el célebre escritor, mientras que Haper Lee, a su vez aparece en las páginas de “Another voice, another room” como uno de los personajes de Capote.
“To kill a mockingbird” fue llevada al cine en 1962, bajo la dirección de Robert Mulligan. Gregory Peck se llevó el premio Óscar como Mejor Actor por interpretar magistralmente a Atticus Finch, el heroico abogado de esta historia, personaje que Lee trazó observando a su padre, Amasa Coleman Lee, quien defendió a dos afroamericanos acusados de asesinar a un empleado blanco. Ambos fueron sentenciados a la horca.
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Harper Lee finalmente murió en sueños. Simplemente no despertó más esa noche de febrero. Tenía 89 años.
