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lunes, septiembre 16, 2024
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La disciplina del priista: ¿defecto o virtud?

Hace unos días platicaba con uno de mis mejores amigos, funcionario del PRI, sobre las decisiones que se avecinan en Tijuana. Le comentaba que habría que cambiar en el país, que no podíamos dejar que las cosas siguieran como están, que el país se nos deshacía en pedazos, que las cosas de fondo no cambiaba, que los más ricos se seguían haciendo más ricos, que los líderes nacionales del PRI eran los que impulsaban la corrupción, que se seguían tomando decisiones al margen de los militantes, que la corrupción y la impunidad seguían sin atacarse de fondo.

Mi amigo, sin estar de acuerdo, argumentaba pretextos para actuar: si decimos algo, no nos dejan avanzar, todavía no llego y ya quieres que me corran, argumentaba casi reclamándome, “¿por qué cuando tú fuiste importante en el PRI no dijiste nada?”. Le contesté que ciertamente no era cierto, que fui siempre un líder crítico e incómodo para las dirigencias de entonces, que las iniciativas de ley a mi cargo siempre las modifiqué casi totalmente de cómo me las mandaron, pero que, independientemente de ello, las personas no pueden ni deben siempre estar atadas al pasado o que lo que hicieron antes les impida ahora hacer algo diferente.

En el inicio del Contrato Social de Juan Jacobo Rousseau, hay algo que lo ejemplifica perfectamente, dice Rousseau, que el hombre vive encadenado y obligado a obedecer y qué bueno que así sea, pero que cuando logra romper esas cadenas, obra mejor. Todo mundo puede cambiar y no debe ser esclavizado por su pasado. Pero la cultura del PRI, que es institucional, es decir, de apoyo a las instituciones nacionales, es su fuerza y, paradójicamente su debilidad, su debilidad.

Los priistas creen que deben ser solidarios con sus dirigentes, no importa que actúen mal o equivocadamente, es la DISCIPLINA de partido. Creen, por supuesto equivocadamente, que deben callarse la corruptelas de las autoridades que ellos llevaron al poder. “¿Cómo crees que vamos a solicitar una investigación sobre las corruptelas de Bustamante, o los negocios de Astiazarán, que no sabes que alguien muy importante en la jerarquía del PRI los protege? Pero además ni los regidores, ni los diputados ni el órgano de fiscalización estatal han hecho lo que les corresponde, como quieres que nosotros, sin poder, los señalemos”, me contestaba mi amigo casi enfurecido.

Es esta actitud, este tipo de “omerta” que hay en el PRI, en cada municipio, en cada estado del país, a nivel nacional, lo que ha contribuido al aumento de la corrupción y a la ineficiencia de los gobiernos. Nadie, cuando están en el poder, señalan las deficiencias de su propio gobierno. No hay congruencia, porque en la oposición son bravísimos, no solo el PRI, el PAN y el PRD también.

Veamos el caso del IVA, cuando lo propuso Fox, todos los priistas estuvieron en contra, lo rechazaron, aunque Beatriz Paredes siempre lo apoyo tras bambalinas y le dijo a Fox que ella lo sacaría, circunstancia que no sucedió. Cuando Fox propuso la reforma energética, el PRI se envolvió en la bandera nacional y rechazó las reformas porque entregaban nuestros recursos al gran capital extranjero, pero ahora que el Presidente Enrique Peña las volvió a proponer, los mismos que antes las rechazaron, ahora las aprobaron de inmediato y las aplaudieron como las grandes reformas. ¿Dónde están los principios? ¿Dónde está la ideología nacionalista, dónde está el compromiso con los pobres? Con el IVA fue lo mismo, en 2000 y 2006 se rechazó porque fueron gobiernos panistas quienes las propusieron, ahora fue el Presidente priista, “hay que apoyarlo”, de tonto me opongo, decían algunos legisladores.

Qué falta de congruencia. ¿Pero por qué lo hacen? Porque saben que para seguir ascendiendo en la política, hay que callar. Que si se le oponen al Presidente o a su grupo, los atacaran mediáticamente y sus carreras políticas se podrían terminar. O lo más grave, ya no hay ideología, ya no saben por qué pelean, ya no hay principios, todo es sexenal, coyuntural. Pobre país.

Yo creo que la DISCIPLINA es importante en un partido, pero que ésta tiene como límites, primero la dignidad personal, segundo, los principios y, tercero la ley. No debe haber DISCIPLINA a ciegas o con los corruptos o con las reformas contrarias a la lucha histórica de cada partido. Primero los intereses del país y luego los del partido, anteponer los partidistas a los de México, es traición.

 

Amador Rodríguez Lozano, potosino radicado en Baja California. Fue Senador, Diputado Federal y Ministro de Justicia del Estado de Chiapas.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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