Sortilegioz
Aun cuando Enrique Peña Nieto se ha comprometido y promulgado leyes para la equidad de género, además de prometer el 50 por ciento de los cargos de elección popular para las damas, lo mismo que la inclusión de féminas en las estructuras de Gobierno, de 19 Secretarías en su gabinete legal, únicamente tres están ocupadas por mujeres.
Claudia Ruiz Massieu en Turismo, Rosario Robles Berlanga en Reforma Agraria y Arely Gómez González en la Procuraduría General de la República. Había una cuarta, Mercedes Juan López, en Salud, pero con los recientes cambios de Peña, quedó fuera de la estructura de Gobierno.
Así el Presidente tiene 15 por ciento de mujeres en su gabinete legal. Incumple pues, lo que tanto ha pregonado y lo que mucho ha obligado a otros a hacer: incluir, a como dé lugar, mujeres en las estructuras de gobierno, políticas y electorales, en al menos un 50 por ciento de los espacios.
No nos equivoquemos. Esto no quiere decir que la regla del 50 por ciento esté bien, igual lo del 15 por ciento de Peña, pero sucede que mientras el Presidente no cumple ni las promesas que se hace, sí afecta la vida política de otras entidades.
Como usted sabe el 5 de junio de 2016 habrá elecciones en trece Estados de la República, Baja California es uno de ellos. Acá los electores renovarán las cinco alcaldías, el Congreso del Estado y los Cabildos. En los partidos políticos se quebraban la cabeza para determinar en cuáles municipios de los cinco, incluir candidatas mujeres y en cuáles hombres. Además que no se la veían muy fácil dado que, ciertamente, la “oferta política” estaba sobrada de hombres y falta de mujeres.
¿A quién ponemos? ¿De dónde sacamos más mujeres? ¿Conoce usted a una mujer preparada, profesional, ciudadana que quiera entrarle a la política? Son preguntas de todos los días previos a las contiendas o designaciones en los partidos políticos donde elegirán a sus candidatos.
En el PRI ya todo estaba alineado. Considerando cinco alcaldías: darían Tijuana, Mexicali y Ensenada a los hombres, Tecate y Rosarito a mujeres. Ya hasta tenían candidatos delineados. Tapados, guardados pero ya marcados por el dedo elector tricolor. Y nada, que les salen con un acuerdo del INE donde se dictan las normas para la definición de candidaturas de género.
Y resulta que a las mujeres se les sobreprotege, se les mima, y se les garantiza, por puro género –insisto–, por cuota de marginación –confirmo–, espacios más allá del 50 por ciento. Es el caso de Baja California donde los ayuntamientos son cinco. En el punto número cuatro de los criterios generales para garantizar la “paridad de género”, sentenciaron los Consejeros del INE:
“Cuando sea impar el número total de candidaturas postuladas por algún partido político, coalición o candidatura independiente –estos últimos únicamente por lo que hace a planillas para Ayuntamientos– para un cargo de elección popular, el número mayoritario deberá corresponder al género femenino”.
Así de cinco Alcaldías, en tres, cada uno de los partidos deberá nombrar, designar, votar, aprobar, a una candidata. Hicieron norma los mismos Consejeros del INE: “Independientemente del método por el cual hayan sido electas las personas que integren candidaturas, deberán observarse los criterios de paridad de género”. O sea, háganle como le hagan, pero el 50 por ciento de candidaturas es para mujeres, las encuentren donde sea y las elijan como les plazca.
El único requisito entonces para obtener una candidatura, es ser mujer. Así, de 17 candidaturas a diputados locales de mayoría, 9 deberán ser para mujeres; de cinco alcaldías, tres para ellas. De 15 regidores en promedio, 8 para mujeres. De ahí que en los partidos políticos se pregunten de dónde sacarán tanta fémina interesada en la administración pública, el poder legislativo o el poder ejecutivo. Esto es pues, de a fuerzas.
La cuota de género hará llegar a los cargos de elección popular no necesariamente a las mujeres –y a los hombres– más capaces, más preparadas o con mayor experiencia, sino a las que estén disponibles en las condiciones que sean. A estas alturas de la contienda, en los partidos políticos se caen hombres y se erigen mujeres para llevarse, por el solo hecho de ser mujer, candidaturas a alcaldías, a diputaciones y regidurías.
En política, como en gobierno, en la empresa privada, en la academia, y en cualquier sector productivo, ideológico y normativo, lo que debería imperar es la capacidad de las personas, la formación y la experiencia lograda en el sector que corresponda. No se duda que, para estos tiempos, haya mujeres muy capacitadas para ejercer en el Poder Legislativo en el Ejecutivo y en el Judicial, tratándose de política y gobierno, de ninguna manera se pone en entredicho, pero sí es justo decir que los cambios no se han visto. Por ejemplo, en la elección federal de 2015, con la cuota de género ya adoptada por las leyes mexicanas respecto las internacionales, el número de diputadas federales en la Cámara pasó de 91 a 211, incrementó la presencia femenina a un 42.4 por ciento. Y aun con ello, los mexicanos seguimos observando una Cámara insensible, que responde a las necesidades del Poder Ejecutivo, que acciona en relación a los intereses de partidos y no de los ciudadanos, que posee una nómina obesa, que se entrega al dispendio y que negocia los dineros públicos. La mano de las damas pues, no se ha reflejado en un Congreso más eficiente.
Es sencillo, las mujeres en el Poder Legislativo tendrán más posiciones, más lugares, pero no han entrado al grupo de la toma de decisiones. O por, en efecto, una marginación, o porque, vaya, llegaron al poder por equidad, paridad u cuota, y no por capacidad.
En Baja California estamos a punto de ser testigos de eso, observadores de primera mano. Para empezar de lo que quieren los electores, de ver en qué sentido votarán al tener más mujeres candidatas a Alcaldesas y a Diputadas; veremos si el elector está abierto a la paridad o si como en el pasado inmediato, su opción es otra. Observaremos si tenemos la capacidad como Estado de crear, educar y lanzar mujeres inteligentes, valientes y preparadas para representar a la sociedad en Ayuntamientos y Congresos. Veremos si la cuota no vulnera al género en lugar de empoderarlo.
Veremos mucho, después que los partidos, a la fuerza, por Ley, entreguen las candidaturas a las mujeres que localicen disponibles, solo por eso. Por ser mujeres.