Una patrulla entró al estacionamiento con imprudencia. Otra, se atravesó en la medianoche justo en la entrada. De la primera, el chofer desciende con una libreta en la mano y su arma larga a la espalda. La unidad que espera fuera de ese comercio en Zona Río enciende las luces de emergencia y la segunda, también. Un uniformado más se encamina a la entrada del bar y el otro, metido en un chaleco antibalas con un rifle de asalto la juega de guardaespaldas. Luego de unos minutos, los policías salen y se trepan a sus vehículos para irse a velocidad. Dentro, los dueños confirman a sus comensales que los elementos de Seguridad Pública de Tijuana rara vez se acercan excepto en tiempos decembrinos para pedirles una aportación para su posada. Botellas de licor y algo de efectivo consiguieron los subordinados de Alejandro Lares. Felices fiestas.