Hasta hace unos meses o semanas, Gastón Luken Garza se juraba de lealtad panista, pues fue ese partido el que hace algunos años, desde la dirigencia nacional, lo impuso como candidato en Tijuana -pese al ánimo de los propios militantes–. Y fue esa imposición la que finalmente lo llevó a la Cámara de Diputados donde, por cierto, aprobó aumento a impuestos, entre ellos el IVA, y avaló las prerrogativas a los partidos políticos. Luego, fracasó en su aspiración de ser el candidato a la gubernatura en 2013, también por el PAN. En 2014, luego de que el ex alcalde de Tijuana, Héctor Osuna Jaime, renunciara al partido, fue Gastón quien hizo pública su crítica: “Siempre he pensado que los problemas no se resuelven huyendo”, escribió. Es más, todavía en las elecciones pasadas, hace seis meses fue él quien coordinó la campaña panista del hoy diputado federal Max García. El caso es que hoy, Luken se dice aspirante independiente y se vomita en las siglas que lo mantuvieron en la ubre de gobierno y en todo lo que huela a partidos políticos. Con evidentes recursos económicos, Gastón se ha desplazado una imagen creada, bombardea redes sociales fingiendo frescura, juventud y desenfado con la clase política. Incluso ha llegado a la pifia del ridículo, plagiando y parafraseando expresiones ya usadas en la campaña de Jaime Rodríguez “El Bronco”, gobernador independiente en Nuevo León. Recordando aquella carta pública que escribió tras la salida de Osuna Jaime del Partido Acción Nacional, Luken Garza se sintió con autoridad y manifestó: “El PAN es más que las personas que participemos en él… La solución está en el reencuentro cotidiano con las causas que enarbola el PAN, la congruencia, (y) la decencia”. Tropezando con sus propias palabras, pobre del nuevo Gastón.