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sábado, octubre 12, 2024
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La novela negra y trágica de Imanol Caneyada

Luego de las obras de largo aliento ubicadas en el norte de México “Espectáculo para avestruces” y “Las paredes desnudas”, Imanol Caneyada entrega “Hotel de arraigo”, novela negra merecedora del Premio Nacional de Literatura “José Fuentes Mares” 2015

La tragedia del México actual también puede leerse en “Hotel de arraigo” (Suma de Letras, 2015), la más reciente novela de Imanol Caneyada Pascual, merecedora del Premio Nacional de Literatura “José Fuentes Mares”.

Integrado por Eduardo Antonio Parra (presidente), David Martín del Campo y Gerardo de la Torre, el jurado del Premio dictaminó que “la novela de Imanol Caneyada fue la obra ganadora en virtud de tratarse de una narración ágil y contundente, con un lenguaje directo y una eficaz construcción de personajes. Aun cuando se trata de una novela en la que está inscrito el tema del narcotráfico, la novela de Caneyada se concentra más bien en la vida común de seres que surgen alrededor del crimen organizado”, leyó Eduardo Antonio Parra el día de la premiación, viernes 30 de octubre de 2015, en la Biblioteca Central “Carlos Montemayor” de la UACJ.

“Se trata, en el caso de ‘Hotel de arraigo’, de una novela negra, que manifiesta con ironía y al mismo tiempo con crudeza, la psicología de quienes viven o sobreviven al sistema de cosas que ha impuesto el mundo de la violencia, el abuso del poder, las redes criminales y su impacto en la conciencia de una sociedad seducida por la tecnología, el poder y la corrupción en nuestro país”, complementa el acta del jurado.

Luego, en entrevista con ZETA, las primeras palabras de Imanol Caneyada fueron de júbilo:

“Es una enorme alegría, una enorme satisfacción, es un premio muy prestigioso en México porque lo han ganado grandes autores, es una enorme responsabilidad por quienes han ganado el premio en 30 años son autores que en la actualidad tienen un gran nombre, forman parte del canon, entonces, esto me obliga a estar a la altura de las expectativas y ojalá esté a esa altura”.

Creado en 1986 por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), este año la institución festeja la XXX edición del Premio Nacional de Literatura “José Fuentes Mares”, treinta años en los que han sido distinguidos autores como Jesús Gardea (1986), Carlos Montemayor (1990), Javier Sicilia (1993), Hernán Lara Zavala (1995), Ignacio Solares (1996), Daniel Sada (1999), José Emilio Pacheco (2000), Élmer Mendoza (2002), Enrique Servín (2003), Eduardo Antonio Parra (2014), por citar solo algunos.

Caneyada Pascual, además, no dudó en celebrar el hecho de que una novela negra haya sido premiada:

“También es satisfactorio porque se lo dan a una novela negra, un género que en México está permanentemente cuestionado, que las élites intelectuales desdeñan, consideran que es un género menor; el hecho de que el premio haya sido otorgado a una novela negra creo que son buenas noticias para la literatura de México en cuanto a que se está abriendo, se está flexibilizando el concepto que tenemos de literatura”.

 

Cuando el norte lo sedujo

Llegó de “mochilazo” a México en 1989. Nacido en San Sebastián, España, en 1968, Imanol Caneyada contó a ZETA que luego de recorrer diversos países, antes de desembarcar en México estaba recorriendo Canadá, hasta que llegó en noviembre de 1989 a Cozumel, Quintana Roo:

“Yo estaba recorriendo el mundo solo, tenía 21 años, andaba con una mochila, venía de Canadá; Cozumel, el caribe, era un destino que me parecía muy atractivo, entonces llegué a México un poco a la aventura, a ver qué pasaba, sin ninguna decisión clara de quedarme a vivir. Pero tampoco venía como turista, venía con toda la mente abierta a ver qué pasaba en este país, y lo que pasó es que me sedujo, me atrapó y aquí me quedé”.

Aunque de 1990 a 1997 vivió en el Distrito Federal, fue precisamente en 1997 cuando el desierto sonorense se convirtió en la materia prima fértil para su obra periodística, pero sobre todo literaria:

“Me suelen poner ‘escritor español’, nací allá en España, pero realmente yo me considero un autor mexicano, un autor del norte, claramente mi tema, mi lenguaje y la construcción de mis personajes son totalmente norteños; de hecho, cuando voy para España a visitar a mi familia me siento un poco extranjero porque llevo más años aquí que allá, además, totalmente adaptado a la cultura mexicana y norteña”.

Nacionalizado mexicano en 2005, Imanol ha colaborado en medios como Laberinto de Milenio, Excélsior, Albatros viajero, Luvina Semillero, Voces del desierto, Amarras, Altanoche, Andante26, El Imparcial, Expreso, Dossier, Replicante, Revista La Otra, Shandy y Pez Banana, entre otros.

Es autor  de los títulos de cuentos “Historias de la gaya ciencia ficción” (Instituto Sonorense de Cultura, 2002), ganador del Concurso del Libro Sonorense en categoría de Cuento; Mejor Colección de Cuentos de Ciencia Ficción de 2003 por la Asociación Mexicana de Ciencia Ficción y Fantasía), “Las voces de la arena” (Premio Nacional de Narrativa “Gerardo Cornejo”, 2008), “La ciudad antes del alba” (Premio Regional de Cuento 2009, Instituto Sudcaliforniano de Cultura) y “La nariz roja de Stalin” (Premio Nacional de Cuento “Efrén Hernández”, 2011).

De su autoría son también las novelas “Los ahogados no saben flotar” (Editora La Voz de Sonora, 2000), “Un camello en el ojo de la aguja” (Universidad de Guadalajara, 2003), “Tiempo de conejos” (Instituto Sonorense de Cultura, 2006, obra ganadora del Concurso del Libro Sonorense en la categoría de Novela en 2005), “Tardarás un rato en morir” (Premio Estatal de Novela de Sonora, 2008) (Suma de Letras, 2013), “Espectáculo para avestruces” (Punto de Lectura, 2014) y “Las paredes desnudas” (Suma de Letras, 2014);

“Toda mi literatura está ubicada en el norte, en la frontera específicamente, mi percepción del país pasa por el filtro de vivir en el norte, de vivir en Sonora, mi relación con el periodismo que permea en mi literatura tiene que ver el haber ejercido el periodismo principalmente aquí en la frontera en situaciones límite, pero incluso si nos vamos a la cuestión geográfica, topográfica, climática, también es total la presencia del norte, la vastedad del norte, el desierto del norte; lo que provoca también esto en los habitantes de esta región es enorme, su carácter, su concepción del mundo, la manera en que se relacionan con el otro, todo esto creo que está presente permanentemente en mi trabajo, no solamente no quiero evitarlo, lo celebro, es algo que alimenta mi literatura y que además me gusta que la alimente”.

 

La ciudad sin nombre

En “Hotel de arraigo”, Imanol entrelaza las corruptelas de Arnulfo Lizárraga, un judicial agente del Grupo Antisecuestros que va a dar a un hotel de arraigo luego de no aprobar los exámenes de confianza, con la historia de Gabriel García, vástago de un acaudalado empresario, a quien le gusta grabar sus encuentros sexuales, pero se topa con Verónica, hija precisamente del policía deshonesto.

Con un narrativa poética, Imanol Caneyada hilvana las historias donde el suspenso hace que el lector quiera leer el siguiente capítulo hasta llevarlo al final de la historias. Se trata de una novela negra ubicada en alguna ciudad del norte de México:

“Cuando yo llegué a esta geografía, cuando conocí la frontera, cuando fui conociendo diferentes ciudades de la frontera como Tijuana, Mexicali, San Luis Río Colorado, Nogales, Ciudad Juárez, me impactó mucho que en su origen estas ciudades eran pequeños ranchos o eran pueblos o ciudades muy chiquitas, y que a partir del boom maquilador, en menos de una década habían quintuplicado sus poblaciones conformadas principalmente por gente que venía de otra parte, y que estos crecimientos urbanos se hacían en circunstancias terribles, eran tan desordenados, acelerados e infrahumanos, se creaban colonias, barrios, ciudades perdidas.

“A partir de esta visión que yo me fui formando cuando conocí estas ciudades fronterizas y cuando indagué un poco en sus historias y cómo se fueron conformando, surgió esta ciudad sin nombre que es un poco todas estas ciudades del norte que no quise ponerle un nombre precisamente para no estigmatizar, porque no me parece que sea un fenómeno que se da en Tijuana, Ciudad Juárez, Nogales o Hermosillo, sino creo que es un fenómeno que comparten todas estas ciudades y por eso no le puse nombre, es la ciudad como un espacio urbano que puede ser asfixiante, que puede aniquilarte, que puede engullirte, que puede vomitarte como un desecho”.

 

Una trilogía fundamental de esta época

En entrevista con ZETA, Imanol Caneyada confesó que “Hotel de arraigo” no es una novela aislada en el sentido de que es parte del corpus de su obra o trayectoria novelística, sino que el título integra una trilogía que se complementa con “Espectáculo para avestruces” (Punto de Lectura, 2014) y “Las paredes desnudas” (Suma de Letras, 2014), entregadas a Penguin Random House:

“Sí integran una trilogía de alguna manera que tiene que ver con el espacio donde se desarrollan las historias que esta ‘ciudad sin nombre’, una ciudad fronteriza que puede ser todas las ciudades de frontera del país, que puede ser Tijuana, Ciudad Juárez, Nogales.

“Estas tres novelas sí tienen un hilo conductor que tiene que ver con el espacio, con las atmósferas y tienen que ver también con los personajes que se mueven en un mismo mundo y que de alguna manera se cruzan unos con otros.

“Entonces sí hay una unidad, incluso yo suelo manejarlo como ‘la trilogía de la ciudad sin nombre’; pero en el caso de ‘Tardarás un rato en morir’, a pesar de que sale en 2013 la novela sí está escrita antes y no tiene tanto que ver con esta trilogía de la ciudad sin nombre; pero por supuesto que la temática, las obsesiones y las pulsaciones del norte contemporáneo también aparecen en ‘Tardarás un rato en morir’.

En todo caso, se trata de una trilogía fundamental de esta época cruenta que el autor escribió entre 2010 y 2015:

“En general, la trilogía está ubicada en el tiempo en que se va escribiendo la novela, pero el hecho de que tengan una ubicación temporal muy específica no creo que las conviertan en novelas que no podrían trascender el tiempo, o que no puedan explicar también o arrojar luz, preguntarse sobre un pasado por lo menos inmediato a diez, quince años; pero sí desde el principio estaba esta intención de escribir casi en el tiempo real y de que la novela fuera alimentándose de las circunstancias que en el momento vivíamos en el país y seguimos viviendo; las tres novelas tratan la cuestión de la ingenuidad, la niñez mancillada por un entorno social brutal”.

 

La tragedia moderna

Como en el país, en “Hotel de arraigo” abunda sobre todo el tono trágico de algunos de sus personajes; eso sí, Imanol Caneyada Pascual revela a este Semanario:

“Yo muy estoy convencido, ahorita sí ya no me queda ninguna duda de que ‘Hotel de arraigo’ es una tragedia moderna, su tono es totalmente trágico y bebe de las fuentes de lo que era la tragedia griega obviamente que actualizado; los más importantes de la novela, desafían al cosmos, en ese desafío hay una convulsión, y de alguna manera tienen que enfrentar las consecuencias de ese desafío”.

En todo caso, con su obra Imanol no es ajeno a la tragedia del país en el que decidió vivir desde 1989:

“Me parece que vivimos en una época brutal, porque México cayó en este agujero de la violencia que tiene que ver con el crimen organizado, la descomposición del tejido social, la pobreza, la miseria, que tiene que ver con la pérdida del proyecto del país, que tiene que ver con una generación de políticos desalmados, corruptos, insensibles; entonces, me queda claro que estamos en un hoyo, no tenemos sentido de la colectividad, lo hemos perdido; creo que estamos paralizados porque no sabemos qué vamos a hacer con el país, no hemos encontrado la manera de salir del agujero”.

La tragedia moderna es aplicable no solo a “Hotel de arraigo”, o a alguna ciudad sin nombre del norte de México; también a la lamentable situación del país:

“Yo creo que sí, porque yo no creo que esto sea un melodrama; en México el melodrama nos ha influido en nuestra educación sentimental y en nuestra concepción del mundo, el melodrama, creo que lo dijo Carlos Fuentes en su momento, define a México; si tendríamos que definir a México a partir de un tono sería el del melodrama; pero la visión del melodrama es muy maniquea, hay buenos y malos, y los malos son los causantes del sufrimiento de los buenos, creo que esta visión nos ha hecho mucho daño porque nos ha impedido asumir la responsabilidad que tenemos como sociedad en todo esto que está pasando.

“En ese sentido, me parece mucho más necesario definirnos desde la perspectiva de la tragedia porque sí somos responsables de lo que está pasando como sociedad, hay una gran responsabilidad; por supuesto que hay actores sociales que son mucho más responsables que un ciudadano de a pie, pero creo que los ciudadanos de a pie por omisión, complicidad, por miedo, también tenemos un grado de responsabilidad en todo esto que está pasando; y si lo asumimos así, entonces estamos acercándonos más a la tragedia moderna”.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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