María del Rosario Rodríguez, el primero de septiembre, como todos sus compañeros en la Cámara baja, tomará protesta como diputada federal. La de Mexicali tuvo un paso gris por el gabinete de Francisco Vega de Lamadrid en la Secretaría de Educación Pública y heredó los conflictos magisteriales y de grupos sociales que exigen mejoras en las condiciones educativas. En realidad Rodríguez dejó todo peor que como lo recibió, se llevó mal con el SNTE y con la disidencia. En fin, el caso es que María del Rosario, odontóloga de profesión, ha cambiado su actitud de candidata simpática por los desplantes. El martes 25 de agosto, en la reunión plenaria del PAN, colegas de la prensa tuvieron que rogar para que la dentista se detuviera y diera unas palabras, vacías, por cierto. Tuvieron que seguirla durante metros y un corredor para que la diputada se detuviera. En fin, todavía ni pisa el Congreso y ya se ve mareada en un ladrillito.