Las obras de supuesta modernización del Puente Lázaro Cárdenas en Tijuana -el que está a lado de la Central Camionera- iniciaron a principios de este año, y los movimientos que ahí se hacen, están a cargo de la constructora Transpeninsular, propiedad de la familia Arnaiz, desarrolladores inmobiliarios en la ciudad y, además, familia política del secretario de Finanzas, Antonio Valladolid. Pues bien, la obra, que lleva meses en ejecución, a simple vista ampara el desorden: carriles que se convierten en uno, líneas que dejan de serlo, surcos, tráfico, curvas sin pintar, muros de contención sin marcar, falta de señalamientos… Las vialidades que lo conectan, ni siquiera avisan el cierre del puente, bueno, un zafarrancho total. Lo que explica mucho es que la obra, que tendrá un costo superior a 14 millones de pesos, se designó a la constructora de los Arnaiz, la misma que por medio de otra empresa y a metros del lugar, mantiene un negocio privado con el gobernador del Estado, Francisco Vega de Lamadrid. El terreno donde la fraccionadora Arnaiz (Frasa Desarrollos) edifica los condominios San Carlos II –a pasos del mentado puente- es justamente propiedad del mandatario, negocio que le dará más o menos un total de 39 millones de pesos. Por si fuera poco, la obra a cargo de Transpeninsular beneficiará a los residentes de sus condominios, pues liberará una de las vialidades aledañas al desarrollo que permitirá un acceso más fácil. O sea que después de todo, además de implicados, braveros.