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domingo, abril 7, 2024
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Los enemigos de la democracia

Las perturbaciones sociales, las grandes crisis económicas, el desempleo, las carencias colectivas, demuestran que la maquinaria democrática está fallando como forma de gobierno y como técnica de organización del poder. Naciones democráticas que hasta ayer habían enseñado al mundo sus principios políticos elevados, se ven hoy arrastradas a dictaduras moderadas o radicales. Los sistemas parlamentarios no responden al momento de la crisis, porque una nación no puede esperar a que diversos partidos políticos se pongan de acuerdo, si sus programas partidistas son contradictorios. Se ha asegurado por doctrinarios modernos que la democracia es un mito, porque se apoya en una falsa soberanía política del pueblo, ya que los Estados se gobiernan por simples minorías privilegiadas. El mismo Scheler afirma en su “Ética”, “que la unidad nacional se basa en una minoría o élite, afirma su unidad en una idea específica de cultura, y la opone al pueblo, cuyo concepto lo asimila al de masa popular indiferenciada y cuya unidad la encuentra fundada en la masa iletrada. También asegura que la Nación-Estado es la persona perfecta cuando la nación da al Estado su delimitación y su unidad esencial, puesto que por separado, la nación sola no es sujeto de voluntad real y el Estado aislado no es un sujeto de cultura. Por lo mismo, solo la nación determinada por la ética cultural, tiene derecho moral a la revolución. Fácil es también advertir en la consideración esencial de la nación que ella nada tiene que ver con la existencia de los partidos políticos, y cuánto contrarían éstos el desarrollo de aquélla”. Vivimos una crisis democrática, una profunda crisis institucional, peligrosa para el destino humano, creadora de temores y de angustias. El viejo romanticismo enarboló la bandera de que todos los hombres han nacido iguales. El mundo moderno, manteniendo el mismo principio, ha creado un régimen contradictorio y paradójico en que todos los hombres nacen y viven desiguales. En siglos pasados la espada de Washington fue impotente para subordinar la suprema corte, a Poder ejecutivo, y eso que era: “el primero en la guerra, el primero en la paz y el primero en el corazón de sus conciudadanos”. El hombre símbolo es la clave del mundo moderno. Vivimos la era de los hombres con puño de acero, que doblegan a las muchedumbres, recorren la ruta de los astros en epopeyas fantásticas, hablan un extraño lenguaje de verdades y de mentiras y fríamente atropellan derechos y principios de los hombres. Es muy difícil imaginarnos a la democracia concebida y sentida como una realidad perfecta. El evangelio democrático se condensa en unas cuantas mentiras mal hilvanadas y peor expresadas y atropelladamente sostenidas. El sistema representativo es incongruente. Por ello la técnica electoral se ha visto obligada a inventar el recall o revocación popular para lograr la destitución o separación del representante infiel que no interpreta adecuadamente el mandato popular. Cando los gobiernos pierden su seguridad o estabilidad, principalmente en las decisiones gubernamentales peligrosas o difíciles, la iniciativa popular, el referéndum, el plebiscito o la apelación de sentencia, son medios seguros para conocer lo que el pueblo piensa y quiere. Narrativa tomada del libro “Ciencia Política” de Andrés Serra Rojas.   Vicente Martínez Méndez Tijuana, B. C.


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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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