La sola acepción llamó la atención: Rodolfo Enríquez acompañando a Ernesto Cordero a una entrevista en ZETA. No fue de gratis. La realidad es que “El Fito” Enríquez, como mejor se conoce al secretario particular del gobernador, no podía estar alejado de la línea de su jefe y patrón en la interna panista. Como la mayoría del gabinete, están con Gustavo Madero y contra el calderonismo. De ahí la primera llamada de atención. No era “El Fito” quien acompañó a Cordero, sino Marco Antonio González Arenas. Los dos panistas, contemporáneos, pero en extremos ideológicos azules. Afortunadamente para Enríquez, aclarado el asunto no fue corrido de la cercanía del gobernador, la cosa, dice, “no pasó de la carrilla”. Ahí está. No era “El Fito”, era El Marco.