Más ocupado en el progreso de sus inversiones en conocidos puertos de la región noroeste de México, el gobernador de Baja California, Francisco Arturo Vega de Lamadrid, fue sorprendido el lunes 21 de abril por su coordinador de gabinete, el profesor de la UABC con licencia, Mario Herrera. Después de meses le informó, pidió, que el viernes 25, ahora sí, definitivamente y como salga, presentarán el Plan Estatal de Desarrollo que están obligados, por Ley, a hacerlo. No es quejido ni quejodo, pero resulta que los bajacalifornianos nos hemos chutado los últimos seis meses -los primeros de la administración de Vega- sin el famoso plan, sin directriz, ni rumbo. Por ahí a finales de marzo, inicios de abril y como una mera formalidad para cumplir con lo que la Ley exige, desde la Secretaría de Planeación y Finanzas se organizaron foros ciudadanos con temas específicos para integrar las propuestas de la gente al plan estatal de desarrollo, pero aquello fue todo, menos ciudadano. Realmente el slogan ese de que la gente manda, no se ha ni visto, ni sentido ni concretado en la administración de Kiko Vega, más enfrascado en otras cosas que en lo suyo, que es conducir -de tiempo completo- los destinos de este gran estado a partir de la administración pública. De sopetón, hace unos diítas, desde la coordinación de gabinete -aunque se anuncia como coordinación general, cargo que no existe-, convocaron a los sectores de la sociedad para dar a conocer el dichoso plan estatal. Igual, a última hora seleccionaron el lugar, El Cubo del Centro Cultural Tijuana, que ya estaba ocupado, pero vaya, tratándose del gobernador y aunque fue de improviso, le abrieron espacio. Al Congreso del Estado no ha llegado documento alguno. Todavía ayer jueves 24 de abril, el presidente del Congreso, René Mendívil, ni enterado estaba. Ciertamente la Ley les da hasta el 30 de abril como fecha tope para entregar el Plan Estatal de Desarrollo, y en el gabinete Montessori (por aquello de que cada quien hace lo que le da la gana -con perdón de los Montessori-), lo dejaron para el último momento, a pesar que su plan lo tienen, aseguran, desde noviembre de 2013. En efecto, cuando Mario Herrera fue consultado por ZETA, se ufanó que el plan rector era el Plan Estratégico y no el Estatal de Desarrollo. A solicitud, nos envió una copia. Se trata de un documento de 282 páginas, elaborado en noviembre -según- de 2013. De hecho en el mismo, el gobernador Francisco Vega refiere que “… el presente decreto tiene por objeto dar a conocer a la población del Estado, el Plan Estratégico de Baja California 2013-2019, documento que contiene acciones estratégicas con una visión del Estado a largo plazo, identificando tendencias, fortalezas y oportunidades”. Luego solicita que el decreto se publique en el Periódico Oficial del Estado. Sin embargo, el plan nunca fue presentado al Congreso y, por lo tanto, no ha sido publicado y no es válido. Hubieron de hacer, con toda la parafernalia, un Plan Estatal de Desarrollo que presentarán hoy viernes 25 de abril a las 8:30 am en El Cubo del CECUT. El Plan Estratégico no presentado. Pero aun así, en el documento firmado por el gobernador y su secretario de Gobierno con licencia, Guillermo Trejo, Vega justifica: “El Plan Estratégico de Baja California 2013-2019 es el proyecto rector del Gobierno del Estado y constituye la columna vertebral del Sistema Estatal del Desarrollo. De conformidad con la ley, dicho sistema pretende ser una previsión ordenada y la ejecución de acciones que fomenten el desarrollo socioeconómico”, mediante la acción del gobierno y la colaboración de la sociedad civil en “la vida política, económica, ambiental, social e institucional de la entidad”, con la finalidad y el objetivo de “mejorar la calidad de vida de la población”. El documento “estratégico” (se presume diferente al Plan Estatal de Desarrollo que presentarán el viernes 25 de abril), está centrado en seis ejes: Desarrollo Humano y Sociedad Equitativa; Desarrollo Económico Sustentable; Infraestructura para la Competitividad y el Desarrollo; Educación para la Vida, Derechos Humanos; Legalidad, Seguridad, Justicia y Reinserción Social; y Democracia, Sociedad y Gobierno. Se supone, una guía para “proporcionar y establecer límites de acción y responsabilidad, enfrentar condiciones futuras, corregir errores y facilitar la toma de decisiones… mejorar el nivel de vida de la población, ser el estado más productivo y el más seguro, con el mayor índice educativo…”. O sea, no es cualquier cosa. Las palabras comunes en el Plan Estratégico son implementar, transformar, mejorar, proponer, realizar, aplicar… es decir, lo que antes fue una promesa de campaña, se convirtió en un compromiso en documento oficial, que a la fecha de su elaboración -1 de noviembre de 2013-, no había sido consensuado con la población. Bueno, es tan completo el Plan Estratégico de BC, que en el apartado de política, vienen elementos de corte nacional, extraídos del Pacto por México, como la toma del Presidente de la República el 15 de septiembre, y una reforma al Distrito Federal -sí, eso viene en el Plan Estratégico- que incluye definir el nombre oficial de la Ciudad de México, que es la capital de la República, dotar de una constitución propia al DF, y revisar facultades de la Asamblea Legislativa; también otros temas nacionales como los recursos para jefas de familia o adultos mayores, o destinar mayores recursos al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Incluso proponen, en el plan acciones que no están en el alcance de esta autoridad, “sacar a BC de la alerta de viaje de Estados Unidos”. Entre los proyectos estratégicos destacan seis: la ruta de transporte rápido de Tijuana (trolley), la modernización de la vía corta Tecate-Tijuana, terminal intermodal Valle Redondo, ferrocarril Tecate-Ensenada, Puerto Sauzal, las rutas troncales de transporte masivo de Tijuana y Mexicali, el desarrollo Alamar, la terminación del Río nuevo, el distrito de riego 014 y ciclovías y andadores, entre muchos, muchos otros planes. Y así se enumeran las intenciones en cada uno de los seis ejes, compromisos que resultan lugares comunes de la política mexicana y las promesas de campaña, por ejemplo, “se eliminarán o, en su caso, disminuirán trámites y requisitos para la instalación y apertura de empresas”. ¿Cuántas veces hemos escuchado eso? Una más: “Se impulsarán reformas en la administración pública estatal en los ámbitos de los tres poderes y los organismos autónomos, para hacerla austera, eficaz, eficiente, transparente, honesta; que combata enérgicamente la corrupción y el nepotismo, e incentive la participación ciudadana y priorizar el ejercicio fiscal para alcanzar un desarrollo incluyente y el cumplimiento de las responsabilidades del Estado”. O sea, deben estar temblando todos los Magañas, los Morales y los González, los Monraz y el resto de las familias enquistadas en la nómina no a base de méritos, sino en razón de nepotismo. Y bueno, lo de la administración eficiente… Otras joyas: crear un órgano ciudadano para supervisar al órgano fiscalizador, hacer la Procuraduría Autónoma del Gobierno del Estado, ser el número 1 en el país como “la entidad menos corrupta”. Total, el viernes 25 de abril, finalmente la espera terminará. En Tijuana y a cinco días de su fecha límite, y antes de enviarlo al Congreso del Estado, el gobernador Kiko Vega y su incompleto gabinete, presentarán el Plan Estatal de Desarrollo… a ver cómo está.