En una zona residencial de Tijuana, las reglas de cuotas y limpieza fueron estrictas. A los residentes se les avisó previo que, de no pagar la mensualidad para el mantenimiento de la privada, se cancelarían los controles del portón eléctrico que da acceso a la zona. Uno de los deudores advertidos -cuentan los residentes- fue Alejandro Lares Valladares, policía convertido en secretario de Seguridad Pública Municipal. Primero, según el testimonio, se le dieron avisos de los miles de pesos que debe de limpieza; luego, con recados pegados a su puerta. Uno indica textualmente: “Te informamos que esta será la última semana donde podrás utilizar los controles actuales de entrada…. Te sugerimos te acerques a la administración del comité para informarte sobre tus pagos correspondientes”. Sus vecinos son testigos de cómo desde el martes 1 de abril, la Suburban blindada que trasporta a Lares, escoltas y patrullas, se quedan afuera, en la banqueta. El funcionario debe caminar y atravesar el portón caminando para dormir en su casa.