Hace cerca de un año, Sergio Castro Becerra –licenciado en Ciencias Computacionales por la UABC Ensenada– se llevó una sorpresa. Al buscar datos relacionados con una revista en la que participaba localizó la bibliografía que utilizó en la tesina pata titularse en julio de 1998. Los datos localizados eran parte de la bibliografía incluida en una tesis para una maestría de un estudiante de la Universidad Autónoma de Nuevo León. “Al principio pensé que se me estaba citando, pero luego reconocí mi bibliografía, prácticamente la pegó”, sostiene el especialista, quien labora en Los Ángeles, California. Al profundizar en la búsqueda localizó encontró que le habían plagiado. La tesis elaborada por el ahora “Maestro” Noé Torres Garza, tomó no solo la bibliografía de Castro, sino al menos tres artículos completos y la introducción. Pero Torres no fue el único. Otro egresado de la UANL copió párrafos de la tesis del bajacaliforniano. Ante el ilícito Castro Becerra ha buscado apoyo en la UABC y no ha obtenido respuesta, igual mutis le han hecho en la Universidad Autónoma de Nuevo León. El profesional especializado en telecomunicaciones no busca una reparación económica por el plagio, sino que los autores reconozcan que lo hicieron y considera también que es obligación de la UANL revisar el caso y quizá hasta retirar la maestría otorgada al plagiario, o en su caso que se reconozca la coautoría de Castro Becerra en el trabajo del neoleonés. El plagio en el ámbito académico mexicano ha sido poco abordado, solo en casos de escándalo, como el del ex secretario de Educación en el sexenio de Ernesto Zedillo, Fausto Alzati, quien no tenía el doctorado que ostentaba y debió renunciar; hay países como Alemania o Francia donde secretarios de Estado igual han tenido que dejar su puesto al trascender que su trabajo ha sido plagiado a otros autores. En países como República Dominicana existen organismos anti plagio y han descubierto que cerca del 80 por ciento de los trabajos universitarios han sido plagiados, igual en Ecuador. En México trascendió en 2013 cómo un investigador de la UANL, Boris Berenzon, fue despedido al descubrirse plagio en varios de los trabajos presentados. Saltiel Alatriste, ex titular de Difusión Cultural en la UNAM también despedido tras revelarse trabajos adjudicados a él, plagiados a otros autores. El escandalo más reciente sucedió en la Feria Internacional del libro en Guadalajara, donde se otorgó el Premio en Literatura al escritor peruano Alfredo Bryce, luego de ser señalado por plagio en parte de su obra. No pasa nada En el caso de Sergio Castro Becerra, egresó de la UABC-Ensenada en 1993 y en julio de 1998 presentó una tesina para titularse: “Tendencias de integración de las redes de servicios de telefonía y datos”. En julio del 2000, una parte de su tesina fue presentada en la tesis de maestría para titularse en la UANL por Noé Torres Garza, con el documento titulado “El futuro de la telefonía sobre redes de datos”. El capítulo 2, 3 y 5 fueron copiados exactamente, igual la introducción y en la primera parte el plagiador cambió el prólogo y los agradecimientos familiares. Un ejemplo del plagio. Cita Castro Becerra en su trabajo, por cierto disponible en la biblioteca de la UABC: “Las ciencias computacionales y las telecomunicaciones han ido evolucionando dramáticamente, principalmente en las últimas tres décadas en las que han unido sus pasos para revolucionar los métodos de comunicación utilizados por individuos e instituciones. Las actividades mercantiles y burocrático-administrativas han sido profundamente influenciadas por los avances tecnológicos de hoy en día. En los esquemas tradicionales las empresas e instituciones trabajan con dos redes de comunicación: una de voz y una de datos, en la actualidad resulta menos costoso y más benéfico combinar las redes privadas de voz y datos para unir las diferentes localidades a través de canales de alta velocidad en la transmisión de la información.”. El mismo texto, comas y puntos incluidos, aparece en la tesis para aprobar la maestría en ciencias de la ingeniería especializada en telecomunicaciones de Noé Torres. El bajacaliforniano descubrió a otro egresado de la UANL, de apellido Cienfuegos, quien solo utilizó algunas frases de su trabajo, pero en el caso de Torres Garza fue evidente que copió capítulos completos. El egresado de la UABC explica su sentir tras descubrir el indicio de plagio, “es una sensación de robo, de insatisfacción y de que debo hacer algo, entonces no es coraje es diferente, es algo que no se siente hasta que no sucede a uno, es una sensación que nunca se había sentido antes”. En enero del 2013 contactó a personal en Ensenada de Vicerrectoría de la UABC, lo remitieron con el representante del área legal, Roberto Castro, quien a su vez lo mandó con el titular de Servicios Escolares, Ángel Norzagaray, quien quedó de enviar una carta a la UANL, documento que nunca concretó. Luego, en mayo del año pasado contactó con el Instituto de Derechos de Autor, Indautor, donde le recomendaron que llegara a un acuerdo con la UANL, por lo que buscó al titular del área de Postgrado de la UANL, Francisco Javier Gorjón, con quien intercambió varios correos electrónicos durante varios meses. “Él me confesó que no tenían antecedentes y que no sabían cómo proceder, me dijo que lo esperara, le envié todos los documentos, nunca me dijo que aceptaba que había plagio pero después delegó el caso a la Facultad de Ingeniería de la Autónoma”, comenta el especialista en alusión al contacto posterior con el Doctor Moisés Hinojosa –titular de la Facultad de Ingeniería Mecánica Eléctrica–, quien sí aceptó que hubiese plagio, pero pidió un tiempo de espera porque no sabían qué hacer. “Lo que he estado pidiendo es que reconozcan que hay plagio y que me den una carta de disculpa tanto la Autónoma de Nuevo León como el plagiador y que me den créditos de coautor del fulano, entonces hasta ahora me dijeron que me van a otorgar la carta de disculpa, eso fue en octubre, aún no la recibo ni tengo fecha de cuándo la voy a recibir y nada me han contestado con respecto a darme crédito de coautor”, explica Sergio Castro, quien refiere que no hay nada escrito en cuanto al procedimiento a seguir. “Todos han confesado que están en pañales y apenas están viendo qué hacer. Si yo decidiera seguir el caso a través de INDAUTOR tengo que ir a la Ciudad de México y presentar una inconformidad para que ellos la hagan llegar a la Autónoma de Nuevo León mi inconformidad y, lo primero que van a hacer ellos, van a tratar de llegar a que lleguemos a un arreglo amigable entre la Autónoma de Nuevo León, el plagiador y yo”. Insiste en que él lo que busca es una disculpa y que se reconozca el plagio y que se le incluya como coautor de aquella tesis. “Pienso también que le corresponde a la Autónoma de Nuevo León decidirlo, y si van a dejarle el título me deben de dar créditos de coautor o de lo contrario que le retiren la tesis. Pienso que no debería el fulano gozar del título de Maestría que ostenta y que incluso le debería de quitar la Cédula Profesional, que si la tiene, fue una maestría”. Se le inquiere a Castro Becerra por qué considera tan importante el tema del plagio, y después de reflexionar un momento así responde: “Yo trabajaba aquí en Tijuana y vivía en Ensenada, yo salía a trabajar entre seis y seis y media de las Torres Agua Caliente, ahí estaba la empresa y me iba manejando hasta el CICESE que está en el Km. 106 y llegaba y trabajaba hasta las diez de la noche en mi trabajo y luego me iba a descansar, entonces todo ese tiempo que le resté yo a mi familia, ya era casado y tenía mis dos hijos, siento que es lo que me está robando el fulano, que él no hizo el esfuerzo, no sé si por incapacidad, por mediocridad o por pereza, pero no hizo el esfuerzo que yo hice y se lo está apropiando sin mi consentimiento, entonces pienso que mínimo tengo que tener derechos de coautor, porque es mi trabajo…”.