Los legisladores de nuestro país se están pareciendo a los faraones egipcios del antiguo Egipto, a quienes se consideraba de origen divino y ejercían el gobierno sobre su pueblo, como pueblo que tenía la firme convicción de que si eran momificados podían ser inmortales. Los faraones al ascender al trono se dedicaban a dirigir la construcción de su pirámide funeraria para asegurar esa inmortalidad en la otra vida. La mayoría de los diputados que nos representan así como los senadores, son como los faraones, porque acumulan y acumulan pero en vida, incluso se han vuelto a integrar viejos faraones que ya estaban prácticamente retirados, quieren acumular para hacerse de su pirámide económica por medio de hacer favores a quien conviene, votar cuando así les indican aun en perjuicio del pueblo a quien lamentablemente representan, estar brincando de un puesto a otro para vivir deshonestamente del presupuesto. El reciente caso es el de la reforma hacendaria, el aumento del impuesto al valor agregado y la reforma energética. La reforma hacendaria contiene disposiciones en perjuicio de los que sí pagan impuestos como siempre, habrá repercusión en el comercio en pequeño, motivará el cierre de aquellos negocios que actualmente se encuentran como pequeños comerciantes y que se verán obligados a cumplir requisitos de empresas de otro nivel, cuando su ingreso no da para más. El aumento al valor agregado del 11 al 16%, es algo que se ha decidido a distancia a una enorme distancia y por legisladores que desconocen definitivamente la realidad de la frontera. Esta arbitrariedad ocasionará el incremento de los productos de primera necesidad, de la recreación, de la industria, del comercio en general, de lo que se tiene que comprar y pagar impuesto, lo que acarreará más desempleo, menor poder adquisitivo y más, más pobreza. La reforma energética, puede sonar como proyecto de modernización, pero son promesas que suenan falsas, en decidir compartir lo que no hay necesidad de compartir, pero sobre todo no se puede confiar en los que están al frente, a la cabeza, sólo quieren hacer su pirámide. Los intereses de nuestros políticos son eso, solamente sus intereses, conservarse en el poder, servirse con la cuchara grande, estar sirviéndose de un puesto u otro y por eso hacen concesiones, hacen oídos sordos a las manifestaciones y la inconformidad de las masas, del pueblo que es el que vive las consecuencias de sus errores, y todavía pretenden llegar a sus representados para convencerlos que en realidad sí lucharon por su gente. En realidad son una vergüenza. Atentamente Rita Cedeño Pérez Correo: ritacedeno2001@yahoo.com.mx
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