A mediados de septiembre todo fue fiesta, un día maravilloso lleno de abrazos políticos. ¡Qué alegría! En la Cámara de Diputados del Estado entregaron a los nuevos legisladores su credencial, la cual serviría -una vez tomada la protesta de Ley- para identificarse y hacer valer el famoso e infalible fuero. A cada uno se le fotografió con anterioridad, y obvio, digitalmente se les eliminaron las “imperfecciones”. Más limpios de cara, con menos arrugas y mayor suavidad de piel, los 25 diputados lucieron casi perfectos… de no ser por un detalle. A las semanas, ya como regidores constitucionales, les llegó de sorpresa una segunda charola. La primera -aquella que había sido entregada por la mano del entonces presidente del Congreso, Gregorio Carranza, del PANAL- había sido impresa con un pequeñito error: el periodo del Congreso abarcaba únicamente de 2013 a 2015, un año menos de vida legislativa, y un año menos de sueldos tan nutridos. Hace poco, recibieron las correctas.