Dicen quienes saben, que la alharaca de Sócrates Bastida, dirigente del PAN en Baja California, para expulsar a unos 50 panistas traidores –por cierto decisión con consensuada entre los integrantes del Consejo Político del PAN en el estado– no es más que la limpia del padrón de quienes buscan un hueso en el Gobierno de Francisco Vega de Lamadrid, “la verdad, están haciendo su limpia porque son pocos los cargos que habrá para el siguiente sexenio”, dijo uno de ellos socarronamente. Todo indica –insiste– que Sócrates quiere asegurar su chambita, y la de los suyos también. Porque los panistas que ha mencionado como probables expulsados, prácticamente ya estaban fuera del partido. Se fueron cuando a la mala les ganaron una elección interna, cuando les hicieron bola, o porque no los beneficiaron con cargo o candidatura, o de plano porque en otro partido les hicieron mejor oferta. O sea, públicamente, se auto expulsaron. Sus nombres incluso aparecieron en la boleta de las elecciones del 7 de agosto pero no a un lado del logo del PAN. Ésos son los “expulsables” visibles. Pero hay otros, dicen los voraces panistas que ven cómo se les puede ir el hueso. En principio dicen, como unos diez militantes del PAN en el Distrito 8 que no apoyaron al candidato de la alianza Unidos por Baja California, José Luis Pérez Canchola y se fueron en la marea que por muy poco, subió al priista Fausto Gallardo a la curul por esa demarcación. Además otro tanto de los distritos 13 y 16 que ningunearon al albiazul para apoyar a su lideresa Leticia Castañeda, hoy regidora electa por el PES. Además, algunos renegados públicos. En total 45 por el momento son los que están en capilla, más que por la “traición”, para que no ocupen vacante alguna. Qué cosas… de huesos y chambas.
Publicidad
