Quizá sin saberlo, pero Cuauhtémoc Cardona Benavides y René Mendivil Acosta, tienen más en común de lo que ellos creen. Primero, que no han ganado ningún proceso de elección popular en los últimos 20 años. Segundo, que los dos han desempeñado puestos estatales y federales por estar eternamente en la repartición de los cargos. Que los dos vienen recientemente de aspiraciones fracasadas, que solo pudieron acariciar en sueños, el primero la candidatura a gobernador por su blanquiazul, y el segundo a la alcaldía de Tijuana por el tricolor. Pero lo que los hace más parecidos es que, a pesar de la derrota marcada en la frente, los dos se agazapan para ser los coordinadores de su bancada en el Congreso local. Pero si ninguno llegó por la vía terrestre, ambos son diputados de lista, ninguno obtuvo un solo voto de un bajacaliforniano. De ser así, como ellos quieren y como seguramente será, los coordinadores del PAN y del PRI parecerán más un premio a la maña partidita y no a la popularidad reflejada en los votos. Lo peor es que ninguno de sus compañeros de bancada se atreve a levantar la cara, o se sientan con los suficientes méritos para competir con los fracasados, pero bien seguros, próximos coordinadores.
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