Don José Merced Brizuela llegó de su natal Jalisco a Tijuana en la década de los 70s. Visionario y hábil en los negocios, estableció uno de los servicios más concurridos y redituables en esta frontera: los antros y tugurios. Para fortuna de sus hijos, heredaron sus contactos y conocimientos del “comercio”. Miguel y Vicente Brizuela son ahora los reyes del negocio, solo con la competencia, pero sin rivalidad, del apellido Álvarez, otra de las familias dedicadas al ramo, bajo la batuta de Daniel Álvarez y Juvenal Jiménez. Si hubiera que sumar un nombre más, ése es el de Juan Antonio Escobedo Pérez, a quien en la clase política, ubican como “el que controla las rentas de compañías femeninas y sus múltiples negocios en la Zona Centro”. Los mencionados son acusados de hacer fortuna con la devoción de los gobiernos panistas, desde Jesús González Reyes hasta Jorge Ramos, y a la fecha los señalan de “aportadores” de los incomprobables ingresos del gobierno de Carlos Bustamante, Alcides Beltrones, Obed Silva y Daniel de León. Pero también los señalan, entre otros, como inversionistas en la campaña de Alejandro Monraz, candidato del PAN a la alcaldía de Tijuana. Amigos desde antes y futuros socios, de ganar la presidencia municipal.
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