Indignado, Héctor Meillón Chávez salió despotricando del partido que lo mantuvo prendido de la ubre durante casi 6 años, sus últimos meses cobrando como el oficial mayor de Ensenada del Gobierno de José Guadalupe Osuna Millán. Muy rabioso, el del puerto, con el PAN, se sumó al PRI y a su candidato. Al igual que los demás desertores, el susodicho juró que la decisión fue de convicción. Pero más se tardó en morderse la lengua. El PRI de Castro Trenti lo sentó de inmediato en la nómina del Congreso. Esta semana cobra como coordinador de directores, con una compensación de 84 mil 400 pesos, sin contar prestaciones, ese puesto lo abandonó Francisco Domínguez para encargarse de la operación electoral con el candidato tricolor. La tesis de siempre: con dinero o con puestos los ex panistas le bailan sensualmente de su nuevo jefe priista.