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martes, octubre 8, 2024
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Dignidad humana, respeto y autorrespeto en la UABC

A mediados de los años setenta del siglo pasado, iniciaba mis experiencias como catedrático en la Facultad de Derecho de la UABC Campus Mexicali; y en ese entonces se hizo presente en la institución un joven Licenciado en Derecho, recién egresado de la UNAM para impartir la materia de Derecho Constitucional, quien propaló que había sido alumno y pupilo dilecto del Maestro Ignacio Burgoa Orihuela, su aspecto era desaliñado, pero lo más característico en él era que siempre vestía un saco cuadrado de terlenka verde chillante, propiciando que nos burláramos; y en lugar de molestarse se reía socarronamente, sin hacernos caso y al tiempo nos demostró su calidad humana y sus amplios conocimientos en la materia que impartía, por lo que se ganó el respeto y reconocimiento de propios y extraños; me refiero al Maestro Daniel Solorio Ramírez. El Maestro Solorio siempre ha sido auténtico y de convicciones firmes, en una ocasión siendo Rector de la UABC el Maestro Héctor Manuel Gallego García, tomó la determinación de que el control de asistencia de los catedráticos, se realizaría por inspectores dependientes del Departamento de Recursos Humanos, quienes se apersonaban en las aulas abriendo repentinamente las puertas para verificar si estábamos cumpliendo con nuestras tareas docentes; algunos docentes protestamos, pero no actuamos al respecto, en cambio el Maestro Solorio no permitió ni aceptó tal medida, argumentando que se violentaba la dignidad y el respeto que se merece el catedrático de una institución tan noble, como lo es la Universidad, y se le sancionó reteniéndole durante cuatro meses sus percepciones salariales; pero en un desayuno de docentes de nuestra facultad, con el rector, le planteamos que dejara sin efecto tal medida injusta, ilegal e inhumana y el Maestro Héctor Manuel Gallego García, quien no es una persona sensible ni de fácil convencimiento aceptó nuestra propuesta. Posteriormente, siendo rector de nuestra Casa de Estudios el Doctor Gabriel Estrella Valenzuela, tomó la decisión de que el control de asistencia de los docentes e investigadores, se haría mediante la firma de listas supervisadas por los directores de las Facultades o Institutos de Investigación; nuevamente surgieron conflictos con doce catedráticos, entre los que figuraba el Maestro Solorio, quien se opuso y durante nueve meses se le retuvieron sus percepciones salariales pero se logró una convención muy simple de que firmaría bajo protesta las listas de asistencia, lo cual nos causó gracia, ya que el Maestro Solorio asentaba su inconformidad en diversos idiomas; pero se logró el objetivo. No siempre he coincidido con el Maestro Solorio, pero de manera respetuosa le expreso mis argumentos; por ejemplo él asesoró a jóvenes rechazados para ingresar a nuestra Universidad, presentando planteamientos jurídicos ante diversos Órganos Jurisdiccionales Estatales, aduciendo que si una persona cumple con los requisitos de ingreso, no se le debe negar el acceso a la educación que proporciona nuestra Institución, lo cual no es factible ni física ni presupuestalmente, en mi opinión y aun así ha obtenido resoluciones favorables, ganándose el respeto y reconocimiento de alumnos y maestros, no así de las autoridades universitarias, sin embargo nunca se le había perjudicado. La calidad humana y de respeto a los demás, por parte del Maestro Solorio, quedó demostrada cuando fue abogado general de nuestra Universidad siendo rector el Doctor Luis Llorenz Báez, ya que existían pendientes cuarenta juicios laborales de académicos en contra de la institución por despidos injustificados, por cuestiones políticas o vendettas; quien luego de estudiarlos le solicitó a su superior lo autorizara a dialogar con los demandantes a efecto de negociarlos y concluirlos; ya que el Maestro Solorio tiene la idea de que si se representa a la Universidad, debes comprender el desiderátum institucional (nobleza, universalidad de ideas, pluralidad de pensamientos y diversidad, pero sobre todo el respeto a la dignidad de la persona humana), que de cierta manera han mostrado en sus diversas gradualidades nuestros ex-rectores. Personas que conocen al Doctor Felipe Cuamea Velázquez, actual Rector de nuestra Universidad, comentan que es una buena persona, muy familiar, de valores morales arraigados; sin embargo no me explico su actitud de no atender ni escuchar al Maestro Solorio en relación con el conflicto de rescisión laboral, del que fue objeto por parte de la institución, denostándole animadversión, ya que las causas invocadas son a todas luces improcedentes e inoperantes. Quiero recordarle al rector el lema de nuestra universidad “Por la realización plena del hombre”, mismo que coincide con el pensamiento kantiano “de que la humanidad misma es una dignidad, porque el hombre no puede utilizarse, ni ser utilizado por otro como medio, sino como fin y en esto consiste precisamente su dignidad humana (personalidad), como ser racional con la capacidad de dictarse leyes a sí mismo y de libre albedrío”. Señor Rector Doctor Felipe Cuamea Velázquez, el pensamiento kantiano sobre la dignidad está influido principalmente por la división entre el mundo sensible y el mundo inteligible, el primero se configura con nuestros deseos, sentimientos y emociones; en cambio el segundo está relacionado con el mundo interior como el valor moral, la dignidad y la racionalidad. Así pues, no podemos fiarnos de los sentimientos y las emociones porque son variables y caprichosos y pueden ser fuente de nuestra felicidad, pero no de nuestra dignidad, pues nos distraen de la ley moral y de nuestros deberes y solo podemos depender de la razón en el establecimiento de fines y propósitos a perseguir. Señor Rector Doctor Felipe Cuamea Velázquez, toda persona merece igual respeto en cuanto a ser humano y en cuanto a poseedora de dignidad; no podemos juzgar a las personas en virtud de nuestras emociones y sentimientos, primero tenemos que autorrespetarnos y esto consiste, según Jonh Rawls, en el sentimiento de una persona de su propio valor, su firme convicción de que su concepción del bien, su proyecto de vida vale la pena de ser llevado a cabo; además implica la confianza en la propia capacidad, en la medida de que de ello depende el poder para realizar los proyectos propios. Señor Rector Doctor Felipe Cuamea Velázquez, con todo respeto, le solicito reflexione profundamente sobre su función y representación que actualmente cumple, y dese un espacio y dialogue con el Maestro Daniel Solorio Ramírez y resuelva este vergonzoso conflicto para nuestra Máxima Casa de Estudios, recuerde que él ha sido un formador de seres humanos egresados de nuestra Universidad por más de 37 años y no merece un trato indigno de su parte. Maestro Ricardo Rodríguez Jacobo Catedrático de tiempo completo de la Facultad de Derecho Campus Mexicali

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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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