Eulalio López “Zotoluco”, Morante de la Puebla y Octavio García “El Payo”, tocaron la cuerda de lo sublime, cada quién en su estilo, la noche del 5 de febrero, durante la celebración número 67 de la inauguración de la Plaza México, en el transcurso de la corrida 17 de la temporada grande 2012-2013. No hubo corte de orejas, los tres matadores pincharon a un encierro combinado, tres de San Isidro (rey, amarillo y rojo) y tres de Barralva (celeste, canario y rosa), animales complicados a excepción del primero de San Isidro, que tuvo nobleza y calidad, siendo aprovechado de manera debida por “Zotoluco”. Lamentablemente el acero lo traicionó. “Zotoluco” (botella y oro, con caireles) evidenció su maestría, Morante (burdeos y oro) su arte, y “El Payo” (marfil y plata, bordado en corazones), un arrojo que se le desconocía. Con “Gente Buena”, Eulalio toreó con entrega y sentimiento, en naturales y derechazos admirables. Pinchó yéndosele el triunfo. Salió al tercio y para el astado de San Isidro, arrastre lento. Con “Villanueva”, de Barralva, puso de manifiesto su poderío, ante un ejemplar que no daba concesiones, sumamente peligroso. Fue cuando Eulalio sacó la casta y su cetro de figura. Utilizó el verduguillo y asomó al tercio. Morante de la Puebla exhibió excelsas hechuras con “Agua Clara” y “Cuchupeto II”. Con “Tierra Buena” y “Ordaz”, García lució formidable y asombroso, particularmente con el sexto, armando la escandalera, sin rubricar. “El Payo” alternó con dos figuras y en una fecha tan importante, no podía darse el lujo de fallar con la toledana, de cualquier manera, respaldó el hecho de estar en los mejores carteles de todos los cosos. Por lo que respecta a la corrida del 3 de febrero, nuevamente Juan José Padilla destacó, más que por su pureza, en sus faenas, por el espectáculo que ofrece; además, posee ángel que trasmite al tendido y tiene en un puño a la afición capitalina. Con el mejor lote, Arturo Macías definitivamente se desdibujó, oyendo abucheos en sus dos, mientras que Fermín Rivera se ve cada tarde más entero y torero. Del ganado de San José (azul y oro), el mejor lote se lo llevó Macías, mismo que desperdició, específicamente a su primero. Juan José Padilla (canela y oro) cortó dos orejas a “Nenito”, número 542 y 550 kilos, negro bragado, meano y cornivuelto, tocado del derecho. Tras faena tremendista, le concedió a Padilla salir a hombros. Lo saludó con dos largas de hinojos, luego vinieron los mandiles. Banderilleó con voluntad, ejecutó faena sin dar reposo al toro, hasta llevarse tremenda voltereta. Regresó a la cara, obteniendo series de derechazos, naturales y manoletinas. Se perfiló, cortando dos orejas. Fermín Rivera (tabaco y oro) regaló a “Charro”, número 564, de 450 kilos, cárdeno oscuro, nevado, bragado, estrellado, meano, rabilargo y cornipaso. Instrumentó gaoneras. Recayó en muletazos a media altura, hizo un trasteo de altura que caló en el ánimo del público, a base de muletazos finos y sobrios. Cobró entera tendida. Una oreja. arruzina@gmail.com