Cuando Javier “Tito” Robles tomó posesión de las arcas de Rosarito metió a buena parte de su familia a cobrar nómina. Por ejemplo, su tío a la dirección de obras o, a su hermana, Mayra Robles, hoy legisladora, por cierto, a quien vieron en el aeropuerto regresando de su primer visita a San Lázaro, con varias bolsas de ropa Liverpool, para lucir, ahora sí, como toda una diputada. En fin, todo el parentesco de Tito cobrando del quinto municipio. Dado la crisis a que el priista ha llevado a la ciudad han tenido que “descansar” a empleados, las primeras víctimas fueron algunos de sus familiares de medio pelo. Sin tocarse el corazón, a algunas de sus primas secretarias, el alcalde simplemente les aplicó el clásico: “después te llamamos”.