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domingo, octubre 6, 2024
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Bomberos: Entre carencias, inseguridad y el don de servir

El 22 de agosto se celebra el Día del Bombero, donde se entregará a los tragahumo equipo de protección El uniforme de combate está hecho pedazos, roto; las botas están remachadas y con pegotes de cinta. Los dormitorios lucen en condiciones infrahumanas, colchones en mal estado y carente de ropa de cama; se bañan a la intemperie, pues las regaderas no sirven. Los sanitarios están en mal estado. Las carencias para los bomberos de Rosarito no acaban. Para realizar su labor, los tragahumo pasan por una serie de riesgos: unidades escasas y en condiciones no muy favorables, falta de personal, estaciones de servicio insuficientes y, por si fuera poco, para abastecer los tanques  de agua tienen que andar sorteando los hidrantes, pues de 250 distribuidos en el quinto municipio, solo funciona el 20 por ciento, pese a infinidad de reportes denunciados desde 2004 a la Comisión Estatal de Servicios Públicos. “La situación que vivimos es preocupante, nos podemos ver rebasados en cualquier contingencia. Estamos preocupados por la recesión que atraviesa el municipio, a veces le apostamos mucho a todo y no a la seguridad. Nosotros somos encargados de darle la seguridad y tranquilidad a la ciudadanía, y a veces no pensamos en nosotros”, expuso el director de Bomberos, Héctor Castelán Medina. Desde hace cinco años los bomberos de Rosarito no reciben uniformes de combate. En 2007, por la recesión económica, sufrieron la baja de 20 elementos, plazas que todavía no pueden recuperar. Actualmente la plantilla la conforman 54 tragahumo. “A pesar de todas las carencias que tenemos, eso nos refleja la voluntad y el heroísmo de los de todos los compañeros, incluyendo el voluntariado”, citó Castelán. Según el funcionario, el próximo 22 de agosto, cuando se conmemora el Día Nacional del Bombero, el alcalde Javier Robles Aguirre otorgará 54 uniformes nuevos, para lo cual se invirtió un  presupuesto de  un millón 800 mil pesos, los cuales a decir del edil, “ya están pagados”. “Hemos querido ir a la par de como crece Rosarito, pero a veces es un sueño. Crecer al mismo nivel de la ciudad es desgastante en todos los sentidos, económicamente y físicamente”, mencionó el bombero con 22 años de carrera. En palabras de su titular, la Dirección de Bomberos Rosarito padece una gran lista de necesidades, y aunque reciben el espaldarazo de las autoridades, el apoyo en concreto no llega; los cuatro millones anuales de presupuesto neto a equipamiento son insuficientes. “Hay necesidades de infraestructura, personal, porque el crecimiento poblacional en Rosarito en el 2004-2007 era mayor que en el resto de los municipios, y ese desarrollo urbano era preocupante, ya que al crecer la ciudad crecen los servicios, las emergencias y las necesidades. Nosotros como servidores públicos tenemos que darle el servicio a la ciudadanía, con mucho equipo o con poco. Hemos hecho gestiones con la autoridad sobre el equipamiento de la dirección, el alcalde ya tomó el compromiso para resguardar nuestra integridad física, con la compra del equipo de protección personal como casco, chamarra, pantalón guantes, botas, y es lo que se nos va a otorgar. Siempre hemos sido conscientes de que la ciudadanía debe tener un resguardo débil o fuertemente; sí nos hemos visto rebasados en emergencias, pero solicitamos apoyo a nuestros compañeros de Tijuana o Ensenada, pues no hay límites territoriales, todos somos unidos. Queremos demostrarle a las autoridades que como servidores públicos, aunque tengamos un pago o no, este trabajo es corazón, tenemos la camiseta bien puesta y de querer ayudar a la gente”, puntualizó Héctror Castelán. Testimonios “Si no fuera por una donación de Canadá, seguiría con mi uniforme todo roto, arriesgando la vida”, fue la declaración de un bombero rosaritense, al recordar que tienen más de cuatro años sin recibir equipo de combate. “Llevo seis años de voluntario, espero algún día obtener mi plaza, hay días en que me agüito, pero aquí sigo. Cuando recibo alguna paga es cuando cubro a alguno de los compañeros”, declaró un tragahumo que subsiste haciendo trabajos de jardinería, pintando casas, “lo primero que salga”, mientras llega el día en que ingrese a la nómina de Bomberos. “Tengo uniforme porque invertí 400 dólares en la compra del pantalón y chaqueta, es que el otro ya estaba cateadón, pero pasamos por muchas peripecias, por ejemplo, tenemos que bañarnos a la intemperie, ahorita hace calor, pero si salimos a una emergencia de noche, pues ya está más difícil. Los dormitorios pues ni se diga, nosotros tenemos que traer nuestras cobijas, almohadas, etc”, compartió a ZETA un bombero, en tanto que otro comentó: “Recientemente cubrimos un incendio y un compañero sufrió un percance, sus guantes estaban tan desgastados, que una lámina los traspasó y se cortó la mano. Las botas que traemos ni se diga, hace poco un clavo traspasó la suela, a tal grado que ya uno pisa un chicle y sabe de qué sabor es”. Crítico pero estable, Capitán Gregorio Gómez El Capitán Gregorio Gómez Torres, quien resultó con quemaduras de segundo y tercer grado al participar en las maniobras para sofocar un incendio registrado el  martes 7 de agosto en el fraccionamiento Las Palmeras de la delegación Playas de Tijuana, fue trasladado el sábado 11 al Hospital de Alta Especialidad de la ciudad de Zumpango, Estado de México para recibir el tratamiento adecuado, luego de las gestiones que un grupo de bomberos  hiciera ante la Universidad de California San Diego (UCSD, por sus siglas en inglés). Gómez no pudo ser atendido en Estados Unidos porque desde hace 10 años el Ayuntamiento de Tijuana dejó un adeudo sin saldar de alrededor de 200 mil dólares,  lo que orilló a su traslado al centro del país, donde la estancia en el hospital le cuesta al gobierno municipal 5 mil pesos diarios. Giovanni Gómez, hijo del Capitán, explicó que su padre se recupera poco a poco. Actualmente se encuentra en coma inducido, para evitar su sufrimiento. “Mi padre cuando llegó al hospital traía quemaduras en el 50 por ciento de su cuerpo, principalmente en manos y brazos, pero con los cuidados han logrado disminuirlas a un 35 por ciento. Ahorita lo que más les preocupa a los médicos son sus órganos, traía problemas en los riñones y en los pulmones, pero están controlados”. El también bombero exigió a las autoridades que se cuente en la ciudad con la atención hospitalaria especializada para tratar a pacientes con quemaduras. “En el estado no hay un hospital para que en caso de un accidente con quemaduras, haya una atención en el momento. En ISSSTECALI el subdirector decía que sí les estaban dando el tratamiento adecuado, pero yo creo que no, porque no tenían el equipamiento. Tenían que mandar traer el equipo de otros hospitales. No es lo mismo que lleves al paciente a un hospital que se especializan en atender a quemados, que abriendo un cajoncito, tengan todo el equipo necesario para tratarlo”, consideró Giovanni, quien junto a su madre, se resguardan en un albergue temporal mientras su padre se recupera del fatal accidente, gracias al apoyo del Hospital de Zumpango. 

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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