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lunes, septiembre 30, 2024
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Historia de las autodefensas, de Michoacán al Óscar

A Matthew Heineman se le ocurrió contar la historia de cómo grupos civiles se han organizado para combatir un mal común: los narcos mexicanos.

El resultado lleva por título “Cartel Land” o “Tierra de Cárteles”, y ahora es uno de los documentales que la semana pasada fue nominado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood.

Ya encarrerado hacia el Óscar, este trabajo hace lo que el género le permite: tratar sin aderezo un tema tan serio como es el crimen organizado, que impunemente se ha expandido en un Estado como Michoacán, trastocando la vida del ciudadano común, en este caso llámese el doctor José Mireles y todos aquellos que se sumaron al movimiento de las autodefensas que han sido tan molestas para el gobierno de Enrique Peña Nieto.

La cinta comienza con los responsables de las “cocinas” donde se produce el cristal que tiene como destino final el mercado de consumidores en Estados Unidos.

Humildes y envalentonados, con armas, tinacos y ollas, los jóvenes que empiezan a contar esta historia explican cómo se hace el enervante y presumen su participación en el “negocio”.

De ahí pasamos a ver el caso de Tim “Nailer” Foley, un veterano de guerra norteamericano que confiesa haber usado metanfetaminas un tiempo, tatuado, viejo y asoleado, vestido con ropa de combate y listo para guiar a los miembros del Arizona Border Recon, una versión norteña de las autodefensas que primero surgió para contrarrestar el tráfico de ilegales y ahora se topa con un fenómeno aún más dañino: los narcotraficantes que cruzan por ahí para hacer sus “operaciones”.

Pero la cámara-testigo de Heineman pronto se aleja de aquí y se concentra en la raíz de todo: Michoacán, donde los pobladores han tomado las armas para enfrentar lo que el gobierno ha optado por ignorar: el crimen organizado, en ese entonces protagonizado por Los Caballeros Templarios.

Y así es como conocemos a Mireles, el doctor, el esposo, el vecino, el ranchero y padre de familia, primero, después el líder, el activista, el ciudadano que va del hartazgo a la acción; hasta finalmente ver cómo el movimiento lo ahorca y sus pasiones lo enredan. Entonces viene el descrédito, las dudas, el origen pantanoso de las armas, el distanciamiento de la gente, la cizaña de Alfredo Castillo y la autoridad federal, motivos ocultos, quizás.

Michoacán, donde los pobladores han tomado las armas para enfrentar lo que el gobierno ha optado por ignorar: el crimen

Michoacán, donde los pobladores han tomado las armas para enfrentar lo que el gobierno ha optado por ignorar: el crimen

Estos son los pasajes de una narrativa verdaderamente estremecedora que el realizador capturó para llevarla al cine y lograr eso que solo el séptimo arte puede hacer: cambiar la visión del espectador sobre una realidad en donde todo es tan efímero que nadie puede salir victorioso, excepto Heineman si se lleva el Óscar el domingo 28 de febrero.

 

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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