La teoría del Estado nos vende la idea de que la seguridad ciudadana consiste en el pacto básico entre el poder público y la población que delega su posibilidad de salvaguardar su integridad física, sus bienes y su entorno en autoridades constituidas para que se proporcione bienestar a la gente. La ciudadanía ha delegado esa facultad de hacer justicia por sí misma, incluso antes de tener uso de razón.