Desde la revolución de octubre de 1917, los bolcheviques arrasaron estúpidamente los templos religiosos de todas las confesiones en la URSS; la propaganda de Novosti, Progreso, Tass, el Pravda, no ha podido deshacerse del pensamiento de filósofos ucranianos y rusos como Soloviov, Berdiaeff, Bulgakov, y el recién descubierto Pavel Florensky, con abundante bibliografía en las redes sociales.