Como diría el exconsejero presidente del Instituto Federal Electoral (hoy INE), José Woldenberg, se trata de una “jugarreta indigna”. Así, muchos confundimos el amor con el apego o la dependencia. Uno que otro aplicaría el “pégame, pero no me dejes”. Una relación que antes llamarían “amor apache”, hoy es una “relación tóxica”.
De un tiempo para acá, lo atípico ha adquirido gran presencia en nuestra cotidianidad. Se han roto muchos moldes en la política, en la democracia y en la sociedad en general. Eso habla de la pluralidad que ha alcanzado un gran país llamado México.