Como diría el exconsejero presidente del Instituto Federal Electoral (hoy INE), José Woldenberg, se trata de una “jugarreta indigna”. Así, muchos confundimos el amor con el apego o la dependencia. Uno que otro aplicaría el “pégame, pero no me dejes”. Una relación que antes llamarían “amor apache”, hoy es una “relación tóxica”.
Siempre las personas tóxicas han existido; las relaciones tóxicas también, solo que ahora está de moda tratarlas: la normalización de conductas negativas que pueden llevar a confundir el cariño con la falta de límites o de respeto, la protección con el control, el perdón con la justificación y el amor con la dependencia evidencian que algo falla.