El blindaje de edificios públicos en Baja California no fue sólo una medida de seguridad: fue la metáfora visible de un gobierno que mide riesgos con vallas y distancia. Según el secretario de Gobierno Alfredo Álvarez, el protocolo local que regula las manifestaciones es una réplica de la guía nacional. Lo que se prometió como respeto y proximidad terminó siendo barrera, inhibición y censura.