Don Chava era compadre de mi tío Joaquín. Tenía una tiendita esquinera y enmaderada. Pintada de verde limón, blanco y el sello rojizo cocacolero. Adentro apenas cabía el señor y podía despachar. El refrigerador obligado ocupaba mucho espacio. Pero eso sí: La mantenía tan limpiecita como surtida