Este capítulo muy de la posguerra en Europa, aunque ya en ruta a nuevas tendencias modernas al estilo cine verdad en el centro de la nueva ola, es recreado en blanco y negro, con Godard como crítico estelar de Cahiers du Cinema; el único, además, que aún no había hecho un filme, pues su colega, el gran François Truffaut, ya había estrenado “Los 400 golpes”.