Aunque una serie de delitos patrimoniales ha ido a la baja desde que la pandemia de COVID-19 llegó a México, otros como la suplantación de identidad son aprovechados por criminales para obtener un lucro ilícito al emplear la buena reputación de las víctimas para cometer estafas a través de créditos millonarios, cuya deuda recae sobre las personas burladas.