Pero, sea por falsa modestia o por supuestas amenazas que siguen infundadas, las dos primeras mujeres electas para gobernar Baja California y la ciudad de Tijuana decidieron mudarse, sin importarles, en el caso del Estado, la afectación al erario, y desde el Ayuntamiento, pese a que esta acción terminará por enviarle a toda la ciudadanía un mensaje claro: para estar seguros en Tijuana, hay que vivir en un cuartel