Este es el título de la cuarta novela escrita por Enrique Jardiel Poncela, y fue publicada en 1932, después de haber escrito Amor se escribe sin H, ¡Espérame en Siberia, vida mía!, y Pero... ¿Hubo alguna vez once mil vírgenes? Para la mayor parte de sus críticos fue su novela más ambiciosa y “trascendente”, desde mi punto de vista la mejor e, indiscutiblemente, la más polémica.