Desde chamaca era bonita. Todos la chuleábamos. Nunca la vi chamagosa ni desarreglada. Siempre bien prendidita. En primaria, zapato de charol. Trenzas rematadas en moño de seda. Pero a sus 15 nos atarantó de tan bella. Dos tres años después cualquiera se estremecía nada más con verla. Cuerpo sin tacha. Calzó con tacón alto y delgadito. Resaltó sus torneadas y morenas piernas.