En Chernóbil, Ucrania y en Fukushima, Japón, hubo escapes de radiaciones que devastaron una buena parte del territorio; estas instalaciones desde luego no tenían objetivos de destrucción, si no de generación de electricidad, pero finalmente se descontrolaron con lamentables consecuencias.
Japón sigue batallando con sus aguas litorales contaminadas. Europa cerró instalaciones por su peligrosidad y para buscar energía debemos extraerla de la luz y del sol. Quizás de las olas del mar o de los vientos. Sin embargo, hay nueve países que poseen bombas atómicas.