El asesinato de niños y adolescentes en Baja California ha sido una constante en los últimos cinco años, con un promedio de uno a dos menores de edad asesinados violentamente por semana.
“Nos ordenaron abrirnos” era un comentario constante entre integrantes de la Policía Municipal de Tijuana en aquel negro periodo de inseguridad entre 2007 y 2011.