Más de un siglo después, Luis Donaldo emitió un mensaje que le costó mucho sentirse cómodo. Luego de un lento despegue, Colosio comenzó a intensificar su declamación utilizando la oración “Yo veo”.
Regresar a las reflexiones de mis alumnos, así como a la producción cinematográfica alemana, me concede la posibilidad de referirme directamente al título de este texto: “gobernarse a sí mismo”.
La gran preocupación del señor de las botas era evitar un encuentro entre el líder de la revolución cubana y el presidente estadounidense, el republicano George W. Bush.
Desde la última década del siglo XX, el comercio exterior se ha convertido en un recurso prioritario para México. No solo para el aparato gubernamental, sino para la sociedad misma.
Ricardo Monreal tardó mucho en mover sus piezas. Le salieron los espolones, aunque muy tarde. Quiso estirar demasiado la liga y la reventó, tanto que la propia oposición, así como el sector empresarial, prácticamente le ha dicho ya: “gracias por participar”. Esos son los resquicios que deja la tibieza al momento de las definiciones.
Había escuchado “peje”, “cabecita de algodón”, “Tartufo”, “mesías”, y “ya sabes quién”, pero hasta la semana pasada no había identificado al Presidente de México con el sobrenombre de “López Hablador”.
La Ciudad de México, como en cada ocasión que aterrizo, me recibe de mil maravillas, con nuevas anécdotas y vivencias que hacen enamorarme cada vez más de ella.
Otro dato curioso es aquella frase que le fue atribuida a Echeverría: “Las relaciones con Estados Unidos, ni nos perjudican, ni nos benefician, sino todo lo contrario”.