El poder es una tentación. No para todos, pero sí para muchos, los suficientes. En el pasado, el poder casi absoluto concentrado en el característico presidencialismo mexicano fue sujeto de la más inquisitiva crítica, particularmente por aquellos que se identificaban -o por lo menos presumían- de izquierdistas.
Así, el 4 de julio se registrarán los aspirantes de oposición a la candidatura presidencial. Dicho registro deberá respaldarse por el apoyo social manifiesto mediante firmas digitales de militantes, simpatizantes y ciudadanos en general.
El PRI dejó de servir al país. Al partido se lo acabaron la maldita corrupción y la impunidad. Luego me pasé al PAN, lo mismo, no más que hipócritas y mochos. Y hoy, en manos de nuestro Presidente, el país transita por su cuarta transformación. Está mejor que nunca.
Es un hecho que la coalición PVEM-PT-Morena lleva una holgada ventaja; también es una realidad que la cantidad de votos que se emitirán en 2024 serán inferiores a los vertidos en 2018. Esto último es algo que realmente preocupa al Presidente López Obrador.
Gobernar es un arte, diría el militar y político argentino Juan Domingo Perón, dicho sea de paso, viudo de Evita. Y aunque el arte se ve beneficiado con el aprendizaje de la técnica, la realidad es que el talento es nato en todo artista. Por tanto, cuando cualquier arte es forzado, no sólo no se disfruta, sino que se padece.
Andrés Manuel López Obrador es uno de dichos personajes. Luego de 13 años de campaña y tres elecciones presidenciales, finalmente logró su cometido: ser Presidente de México.
Pero el amable lector se preguntará el motivo por el cual, el autor de estas líneas se refiere a tan famosa obra musical; y es que, a más de 50 años de su lanzamiento, pareciera que ha sido escrita para lo que se avecina en México: el final del gobierno lopezobradorista.
Hasta la década de 1990, el narcotráfico en nuestro país escandalizó a muchos. Ahora, en nuestros días, la opinión acerca de dicho fenómeno se ha transformado inconmensurablemente.
Más de un siglo después, Luis Donaldo emitió un mensaje que le costó mucho sentirse cómodo. Luego de un lento despegue, Colosio comenzó a intensificar su declamación utilizando la oración “Yo veo”.
Regresar a las reflexiones de mis alumnos, así como a la producción cinematográfica alemana, me concede la posibilidad de referirme directamente al título de este texto: “gobernarse a sí mismo”.