Ha quedado totalmente desvirtuada la carga moral y ética de la actividad del bien comunitario, democrático y político orientada al bienestar social. La búsqueda de la libertad de la sociedad y el desarrollo de todas las energías para conquistar la felicidad del pueblo. La práctica política reflejada en la trayectoria de los candidatos que nos ofertan los partidos, contradice y choca frontalmente con las intenciones de origen.