Gerber adentra a la desesperación, ausencia emocional y, al desmoronar de una relación que conduce a una actitud acusadora y conspiradora por parte de las autoridades hacia la víctima como responsable de su propia tragedia.
Percibida como herramienta para la construcción de la identidad, sentido de pertenencia y carácter, la música se convierte en hilo conductor del primer proyecto de larga duración que entreteje el director Bruno Bancalari.