En ocasiones, incluso se les presiona para que den detalles que no recuerdan o puede interpretarse su silencio como una mentira. Esta circunstancia de tratar con adultos que le son desconocidos y que no parecen amables ni amigables, no sólo va a debilitar la calidad probatoria del dicho del menor; y lo que es más importante también, es que llegue el mensaje a los menores que están siendo examinados de que no son creídos ni escuchados.