El primer histrión de la nación, ustedes ya saben quién, realizó el acto programado al anochecer. No podía ser de otra manera: el montaje, la puesta en escena y toda la producción del sedicente “presidente austero”, se desmorona ante la mezcla de risotadas y coraje que causan sus despropósitos en una gran mayoría del público nacional y, no se diga, de quienes desde el exterior nos observan.