Entre personas que se dedican a la política y son premiados con puestos públicos que disfrutan, y quienes desde el voluntariado dedican sus esfuerzos a servir causas que lastiman a la sociedad, hay gran diferencia: la capacidad en la actividad, la generosidad para hacerlo, muchas veces sin cobrar un centavo, y por supuesto, el amor al prójimo que buscan servir.