Este Flash es un renegado que se siente el menos valorado de la llamada Liga de la Justicia, y eso para nada lo ayuda. Así que se lanza a la tarea de alterar sólo un pequeño detalle de su vida previa, sin medir las consecuencias que esto tendrá.
Estupendas actuaciones de las tres figuras principales, en especial del voraz Howerton, hacen de este filme una valiosa apuesta que está en algunos cines y próximamente disponible en Primevideo. En definitiva, se recomienda verla.
Qué estupenda película tenemos aquí. Así, de plano, con esta gran historia de Reality Leigh Winner, una traductora de la Agencia Nacional de Seguridad o NSA que fue sentenciada a cinco años de prisión por filtrar documentos oficiales.
Nunca está de más un buen thriller, y por suerte está este título que, aunque es una secuela de “Searching”, puede verse por sí sola, sin ningún referente más que la historia de una chica que busca a su madre.
La paranoia entonces comienza porque su perspectiva está moldeada con una idea de preservación de su clase social privilegiada. Todo lo que quede fuera de su mundo es un objetivo a someter, una amenaza infundada tal vez, pero impuesta por su visión del mundo.
Cuenta la historia del sargento John Kinley (Jake Gyllenhaal) en Afganistán y su compromiso inquebrantable con Ahmed (Dar Salim), quien le aclara que, más que su traductor, es su intérprete.
Ya lo había dicho Spielberg con su película sobre la inteligencia artificial, pero las dudas se han intensificado con el rápido avance tecnológico y, sobre esta premisa, Franklin Ritch ha hecho bien en desarrollar una historia que va más allá del planteamiento entre la ciencia y la ética, y cuestiona lo que realmente significa ser humano.
Judy Bloom fue una escritora muy popular en los años 70 por sus novelas que abordaban problemas típicos de la pubertad. Esta es una de esas historias llevadas al cine por Lionsgate+.
Así que no es difícil comprender que el tema central de esta película dirigida por Sitisiri Mongkolsiri, con el guion de Kongdej Jaturanrasamee, es la ambición. Qué tanto está una persona dispuesta a hacer para llegar a lo que considera ser la cima.
La historia del Padre Gabriele Amorth es fascinante. Lástima que el director Julius Avery apenas la abordó a través de una película que funciona porque tiene buen punto de partida, pero se pierde hacia la segunda mitad, y, sobre todo, con ese final tan estrambótico.