Damian Mc Carthy es un director que hay que tener en la mira. En su cine evidencia el peso de la edición y la fotografía para contar historias, sobre todo si se inscriben en el Género H.
La época es a principios del año 2000 y nada parece salirle bien al joven protagonista que quiere patinar, pero no puede, desea besar a Madi (Mahaela Park) y le gana la timidez, la angustia parece carcomerlo y lo vuelve introspectivo, a veces renegado, malcriado.
En 2016, Colleen Hoover escribió una novela que fue muy leída en su momento y, por lo tanto, su camino a la pantalla grande estaba previsto. Ahora, esta película está en cartelera local y, aunque pudo haber sido mucho más lograda, su aportación innegable al tratar un tema poco expuesto en el cine comercial: el abuso sexual en el matrimonio.
“Aunque por el momento no he determinado los títulos de los cuentos, sí he definido las historias que abordaré. Así, una será la perspectiva de padre que lleva a su hija a clases de danza, para darse cuenta que algo está cambiando en ella; en éste espero incursionar también en el género de terror..."
La aventura comienza cuando esta anciana es víctima de un fraude telefónico y toma el toro por los cuernos en busca de los delincuentes. La tarea detectivesca tiene un cómplice de nombre Shaft (Richard Roundtree) y, claro, las mejores escenas con Hechinger; todo basado en una anécdota personal de Margolin y su abuela.
Rose no es nada recatada y su personalidad extrovertida llama la atención de Edith, que quiere hacer una amistad con su nueva vecina. El resultado es una confrontación con la familia y el posterior envío de las vulgares misivas.
Esta película no es un estreno en Netflix, mucho menos en la cartelera, pero trasciende en estos momentos porque se basa en las memorias de J.D. Vance, el joven republicano que aspira a la Vicepresidencia de Estados Unidos, hombro a hombro con Donald Trump.
Escrita por el Baltasar Kormákur y Ólafur Jóhann Ólafsson (autor de la novela en la que se basa este guion), la película del realizador islandés es una bocanada de aire fresco en una cartelera en donde el romance se ha perdido entre historias de superhéroes, el Género H y la acción.
La razón es que entre las 40 masacres que han ocurrido a lo largo de 30 años hay un elemento en común: siempre aparece en la escena del crimen una tarjeta de cumpleaños firmada con el nombre de “Longlegs”.
George Miller es, sin duda, el heroico director y guionista que revivió este clásico de cine de ciencia ficción con “Fury Road” que tuvo de todo: una estupenda historia, bien narrada, con increíbles recursos audiovisuales, incluidas escenas de acción francamente insuperables.