Albergando a 11 niños bajo el cuidado de las Misioneras Franciscanas de Guadalupe, “Casa Paloma” abrió sus puertas para recibir a aquellos que necesitan un hogar.
Son grandes cantidades de ceniza las que se filtrarán para su análisis. Tras el tiempo transcurrido, “uno pierde la esperanza”, compartió Wendy Bravo, esposa de Servando